¡Feliz día, Pervertidiota!

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Los días fríos cada vez estaban más presentes, las hojas en los árboles menos notorias, el color azul brillante del cielo se iba apagando, pero la estabilidad se estaba asentando. Luego de considerarse a sí mismos como los nuevos, los recién llegados, los chicos finalmente podían establecer cierta familiaridad con la academia, al menos lo suficiente como para mezclarse entre la gente y vivir el día a día como estudiantes comunes.

Pero ellos no son estudiantes comunes, lo saben, entonces, ¿cuánto tiempo pueden fingir que lo son? En el fondo, muy en el fondo de sus corazones, anhelan que esos días de paz perduren por mucho más.

Y hoy, 28 de noviembre, un nuevo día empieza, ¿cuál es la nueva aventura de nuestros alumnos de la academia?

¡Nos divertiremos averiguándolo!

—Debido a que somos varios, será necesario hacerlo en un espacio amplio —indicó Sumire, que en ese momento estaba frente a la clase.

—Eso es fácil, sólo debemos hacerlo en una habitación especial —planteó Natsuki, para luego componer una sonrisa maldanosa—. Y qué mejor que el cuarto del Pervertidiota.

—Suena lógico, ¿pero cómo le haremos para que no descubra que irrumpimos en su habitación? —preguntó Kitsune.

—Más importante, ¿cómo demonios vamos a entrar sin su permiso? —dudó Mochiage.

—Lo primero es que alguien lo entretenga, lo segundo se lo dejaremos a Nathali. —La susodicha empezó a buscar entre sus cabellos hasta sacar un pasador, con eso el resto entendió el plan.

—¿Qué tanto cuchichean? —La voz de Natsume hizo saltar a todos los presentes de sus lugares. La clase se giró hacia él, con una sonrisa tensa y un poco de sudor frío recorriendo sus frentes.

—Na... Natsume. —Saludó Mikan, sacudiendo su mano en forma de saludo, aunque no pudo evitar que el movimiento fuera algo rígido y poco natural. Bueno, no es como si su tono tembloroso pudiera engañar a nadie.

—Discutimos sobre si Yami debería tener derechos humanos, de momento vamos cinco por ciento a favor y el resto en contra. —Natsuki, a diferencia de sus compañeros, no parecía ni un poco nerviosa, su respuesta fue tan natural, que de no ser porque ellos sabían la verdad, le hubiesen creído que ese era el tema de conversación.

Natsume la observó un segundo, viendo esa imaginaria aureola y alas a su espalda. Claro, no estaba nada convencido por su gesto de inocencia, digo, es Natsuki Ito, nadie puede creer que ella represente algo mínimamente cercano al concepto de "ángel" tradicional.

A pesar de eso, sólo negó con la cabeza antes de retirarse, tenía mejores cosas que hacer que lidiar con su clase.

—Casi —comentó Shiro, que como siempre, había sido arrastrado a los planes de la clase E.

—Es importante ser cuidadosos, ustedes son una porquería disimulando —regañó Natsuki, señalando al resto de la clase.

—O tú eres preocupantemente buena mintiendo —objetó Sumire, obteniendo una sonrisa sarcástica en respuesta.

—Mikan, Ruka-pyon, les concedo el honor de mantener al Pervertidiota distraído hasta la noche, ¿creen poder hacerlo? —A pesar de su aparentemente opcional plan, su tono decía que no era algo a lo que ellos se pudieran negar.

—¿Por qué yo? —Se quejó la chica con un puchero.

—Porque yo lo digo —respondió con malicia, a los ojos de Mikan, ella se veía gigante, con su mirada oscurecida, sonrisa psicópata y fuego a su alrededor.

Da algo de miedo cuando se pone así —pensó Ruka con una sonrisa entre divertida y nerviosa, cada vez era más experto en ver esos cuernos y cola demoníacos en su compañera.

Cuando los ángeles se vuelven diablos. [Gakuen Alice]Where stories live. Discover now