La obra de la clase activa

234 12 10
                                    

—Ya llegan —reprocha Nathali, quien ya estaba sentada en la mesa junto a Shiro, Kuro, Taiyo y Yami, todos a punto de cenar.

—Claro, hoy hay... —Comenzó a decir Natsuki, quien se despidió rápidamente de Ruka para ir con los demás.

—¡Hamburguesas! —exclamaron Mikan y Yami con emoción, tomando varias de las mencionadas para empezar a comerlas con devoción.

—Coman bien —regañó el albino, poniendo una mueca de asco por la forma en cómo ese par se estaba atarragando de comida.

—Si, mamá —contestaron sin darle mucha importancia.

—Esto me recuerda...

. . .

—Oigan rápido que tengo hambre —grita a lo lejos una chica de cabello negro y desordenado.

—¡Ya vamos! —responde otra niña peinada en dos coletas, a su lado iba otra de cabello un poco más corto, ambas castañas y casi del mismo tono caramelo.

—Al fin llegan —regaña otra niña de cabello negro y corto, con ojos café claros.

—Claro, Nathali, hoy hay...

—¡Hamburguesas! —gritan la castaña y otra niña de ojos fucsias con emoción.

Las dos prosiguieron a devorar con devoción la comida, a un ritmo enfermizo y algo asqueroso, sobre todo porque varios pedazos de comida quedaban atascados en sus mejillas, ensuciando sus rostros.

—Coman bien —regañó otra chica, esta vez una de pelo plateado.

—Sí, mamá —respondieron o algo así, sus bocas seguían llenas de comida.

—Vaya —murmuró la niña de castaño cabello corto, observando sorprendida cuánto comían las dos delgadas jovencitas. 

—Ugh, son asquerosas —insultó un chico albino.

—¡Al menos podrían disimular un poco frente a ƙԹՌԹ! —exclamó Nathali.

—A... ah, no importa, realmente no me molesta —negó la mencionada, moviendo frenéticamente las manos.

—No te preocupes, si algo te molesta puedes decirlo, ¡nosotros vivimos para criticarnos mutuamente! —animó la de cabello desordenado.

—¡Exacto! —apoyaron los demás, poniendo un poco nerviosa a la niña, aunque también sacándole una pequeña risa.

—Lo... lo tendré en cuenta —prometió.

. . .

—¿Qué te recuerda? —preguntó con curiosidad Yami al notar a su compañera pensativa.

—Nada importante —agitó su mano, intentando restarle importancia a sus palabras anteriores, encendiendo más el interés de sus acompañantes. Al darse cuenta de ello, simplemente dejó escapar un suspiro, mientras tomaba una de las hamburguesas y empezaba jugar con ella entre sus manos—. Cosas del pasado.

—Ah, entonces quédate callada. —Finalizó Natsuki con un tono de voz cortante, regresando a su cena.

—Lo sé, perdón —murmuró agachando la cabeza.

—Tampoco seas tan dramática, sólo come —calmó Shiro, dándole un suave coscorrón en su frente.

—¿El golpe era necesario? —reclamó, sobándose la zona atacada, a pesar de que el otro no había usado mucha fuerza, le dejó una sensación extraña y algo incómoda. Su respuesta fue una pequeña y maliciosa sonrisa de parte de su amigo, la cual correspondió un poco molesta.

Cuando los ángeles se vuelven diablos. [Gakuen Alice]Where stories live. Discover now