Habilidad Peligrosa

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—En serio, fue increíble —exclamó la castaña, nuevamente se encontraba en la cafetería, esta vez cenando—. Todos fueron tan amables y divertidos, ya quiero que llegue el próximo miércoles. ¡Qué emoción!

—Joder, tú hablas hasta por los codos —murmuró Mun, desde que habían pisado la cafetería Mikan no había dejado de repetir una y otra vez lo emocionante y divertido que era estar en habilidad especial y lo geniales que eran sus "Senpais".

—Que alegría que te divirtieras, parecías tan desanimada hace un rato —recordó Taiyo, observándola con cariño. Era bueno ver a la joven tan animada.

—Aunque deberías guardarte tu emoción para otro día, recuerda que en la noche tenemos reunión los de habilidad peligrosa —musitó Natsuki con un rostro serio, picando con su tenedor la fruta que hacía de su cena.

—Lo sé, no me lo recuerdes —murmuró decaída.

—¿Y qué tal nuestros "queridos" compañeros? —preguntó Hikari, tratando de ignorar la reciente tristeza que inundaba el lugar, más que nada por la castaña.

—No sé, sólo estaban dos más en la clase, Hyuuga Natsume y Matsudaira Hayate. Los demás se saltaron, aunque deben estar en la reunión de la noche —explicó Natsuki con un tono de aburrimiento.

—¿Qué tal?

—Ambos son igual de imbéciles, pero Matsudaira queda empate con una roca en un concurso de inteligencia.

—¿Así de malo? —se cuestionó el resto con sorpresa.

Al concluir la cena, los nueve se retiraron a sus habitaciones para descansar unos minutos antes de irse a su reunión. Era una mezcla de sentimientos, algunos estaban emocionados, otros ansiosos, otros se morían de los nervios, a unos cuantos les daba exactamente lo mismo; pero daba igual cuáles eran sus pensamientos con respecto al tema, tenían un deber el cual debían cumplir.

A pocos minutos de las doce ya estaban dirigiéndose al edificio destinado a las clases mixtas. Era un poco más grande que el educativo, más que nada en su longitud, porque tenía, del mismo modo, tres plantas. En el último es donde se reunían los de habilidad peligrosa, lo gracioso es que no ocupaban ni la mitad del piso, la mayor parte era un gran espacio vacío. Es más, el salón que usaba la clase era la oficina de su profesor, Persona, la cual era ligeramente más amplia que la de otros.

Una vez llegaron, Natsuki se aproximó a la puerta, que estaba cerrada, y comenzó a tocar siguiendo un ritmo. Esperaron unos segundos hasta que pudieron observar un par de ojos verdes asomándose desde una rendija de la puerta.

—¿Cuál es la contraseña? —La joven rodó los ojos ante esto.

—Cool Blue Sky —responde Yami con diversión, esta vez la puerta está abierta.

—¿Era necesario? —cuestionó Mikan con extrañez.

—No, realmente lo hace por joder.

—Oh.

Entraron al pequeño salón lleno de sillas desplegables alrededor de un escritorio con varios papeles y carpetas regadas. En la sala se encontraba el profesor y tres personas más, uno de ellos es el que les abrió la puerta.

Era un chico ligeramente alto, aunque Shiro le ganaba por varios centímetros, de cabello rubio, corto y despeinado, con ojos verdes y expresión de idiota. El utilizaba el uniforme de sección superior, se aventuraron a apostar que era mayor que Mun y Hikari.

—Finalmente llegan —mencionó el profesor sin despegar la vista de unos papeles, los cuales analizaba con rostro pensativo.

—Por lo que veo, aún les falta gente —comentó Hikari sentándose en una de las sillas que había en el lugar.

Cuando los ángeles se vuelven diablos. [Gakuen Alice]Where stories live. Discover now