Un secuestro

293 11 0
                                    

—Don Reo, los preparativos están listos —informó un tipo vestido formalmente con un traje negro y unos lentes oscuros. 

—Bien —respondió aquel que correspondía al nombre de Reo Mori. Una arrogante sonrisa se dibujaba lentamente en su rostro—. Hoy cazaremos un lindo gatito —declaró antes de darle un sorbo a la copa de vino en sus manos.

—Así es, señor —concordó el tipo de traje, dando una reverencia antes de retirarse.

. . . 

La gran ceremonia de apertura al festival cultural era tan seria y profesional como todos los estudiantes sentados en sillas de plástico baratas con caras de aburrimiento y flojera. A pesar de todo no fue necesario que se sentaran con sus clases, así que nuestros protagonistas habían aprovechado para acomodarse en los asientos traseros, todos juntos, y sí, eso incluía a Ruka que no había querido alejarse de ellos a pesar de que ese era el momento perfecto para librarse. 

—Es raro todo esto del festival —comentó Mun observando confusa a sus alrededores, sobre todo a las personas que no eran de la academia, o sea, los patrocinadores.

—No sé, a mis compañeros siempre les pareció divertido —mencionó Ruka encogiéndose de hombros sin dejar de jugar con las orejas de su conejito—. Aunque creo que este año una de las cosas más esperadas por todos es el concierto sorpresa y el concurso de talentos —recordó como en su clase nadie dejaba de hablar sobre el tema.

Sus palabras parecieron hacer eco en los chicos, como si de repente algo hiciese clic en sus cabezas.

—¡El concurso! —gritaron Nathali, Natsuki, Kuro y Taiyo.

—¡Se nos olvidó completamente con lo de Mikan! —gimió Kuro, llevando sus manos a sus mejillas con un gesto nervioso.

—Um... bueno, ¿al menos tienen algo preparado? Se presentará el domingo, al siguiente día de la obra de mi clase. —Al mencionar lo último una mueca de disgusto se hizo presente en su rostro, cosa que no pasó desapercibida por nadie, aunque prefirieron no indagar.

—Tenemos la canción —afirmó Natsuki, con una mano posada en su mentón—. El problema serán los ensayos, pues Mikan me ayudará con los coros.

—¿No podemos poner a otra persona? —propone Shiro sin apartar la vista del libro en sus manos.

—Tú sabes, esta canción es especial para nosotras y... en dado caso, ¿quién lo haría? Hotaru ni muerta se pondría a cantar, además su voz no da para esta. 

—Tampoco la mía y no soy buena —intervino Kuro.

—¿Lo harías tú? —sugirió Taiyo a Shiro, acercando peligrosamente su rostro.

Ruka abrió los ojos cuando vio al chico soltar una risa, era la primera vez que veía en él ese tipo de expresión. Quizás porque ahora nadie les prestaba atención y no se preocupaba por mantener ese rostro apático y serio, quién sabe. Claro, no era una risa escandalosa y en realidad era muy sutil, pero igual le tomó por sorpresa. Esto seguramente terminaría de formar el club de fans del albino.

—Ni muerto, perras.

—Siendo honestos —Natsuki retomó la palabra—. Creo que tu voz pegaría más para los coros que la de Mikan.

—¿No que era especial para ustedes?

—Pero tomando en cuenta nuestra situación, voy a tener que reducir considerablemente su rol. Sólo tenemos una semana para preparar todo, ni siquiera estamos seguros de que pueda participar, con la herida y todo.

—No es una debilucha cualquiera —objetó.

—¡Joder! Sólo acepta.

—No.

Cuando los ángeles se vuelven diablos. [Gakuen Alice]Where stories live. Discover now