Nada es seguro

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Con Kuro y Yami las cosas no eran más emocionantes o épicas, la de ojos rojos visitaba todos los pisos colocando de manera estratégica las bombas, su compañera se limitaba a eso, ser una compañía y posible guardaespaldas. Ellas hablaban de lo más tranquilo, cosas como la comida de la cafetería, sus amigos, compañeros, temas triviales; a veces la de aspecto emo-militar soltaba comentarios mordaces dirigidos a sus profesores, por si acaso las vigilaban en ese momento.

—¿Cómo crees que les esté yendo a los demás? —preguntó Kuro.

Ambas escucharon una puerta abriéndose, se colocaron a la defensiva, pero se calmaron cuando notaron que era Hikari, quien estaba con un conjunto de calle que consistía en una blusa azul y una falda amarilla, sin sus alas. Las tres se observaron sin decir nada.

—¿Te hartaron o fue un plan de emergencia? —preguntó Yami colocando una mano en su cintura.

—Plan de emergencia —dijo finalmente—. ¿Han terminado?

—Nos falta este piso —explicó Kuro con ese tono suave que la caracteriza—. ¿Nos acompañas y luego vamos con Shiro y Mun?

—¿Por qué no? 

. . .

La pelinegra iba a pasos veloces en la dirección donde estaban las dos niñas que le faltaban, asegurándose de no perder de vista al pequeño que ya había rescatado. Se notaba la tensión en las facciones de su rostro y en los puños de sus manos apretados con fuerza, incluso el menor podía sentir el aura angustiada que la envolvía. 

Finalmente, algo agitados, llegaron a una pequeña celda donde se podía ver dos figuras ligeramente más altas que Kenichi.

—Uh... —Escucharon balbucear a una de ellas—. Ustedes...

—¿Nanami? —preguntó la otra—. ¿Hay alguien ahí? ¿Son los de la comida? —interrogó mientras se acercaba a las rejas.

—No, es... es una chica y un niño —explicó con confusión, especialmente por el rostro conmocionado de la mayor—. Tú... ¿te conozco de algún lado? —preguntó a la de orbes marrones, ella dudó por un momento.

—Nunca nos hemos visto y dudo que sepas quien soy, pero yo sí sé quién eres. —Se inclinó ligeramente para llegar a la altura del rostro de la pequeña niña de cortos cabellos castaños y ojos avellana, con piel ligeramente tostada y mejillas sonrosadas—. Yukihara Nanami —susurró, provocando un escalofrío en la pequeña.

—¿Cómo...? —Intentó preguntar, pero fue interrumpida por la mayor, que colocó un dedo en sus labios.

—Luego hablaremos de ello, la prioridad es sacarlos de este lugar.

. . .

—Natsume, reacciona —pidió Youichi tratando de traer de regreso a su "hermano mayor", quien había quedado en shock al percatarse de quienes eran los mocosos que debían rescatar.

—Si te contábamos ibas a ir y hacer cosas que pusieran en riesgo la misión. Se necesita pensar con la cabeza fría en momentos así y tú puedes llegar a ser muy impulsivo. —Persona explicó sus motivos por los que no le informó que su pequeña hermana había sido secuestrada por la AAO—. Por lo que entiendo, pasó hace un mes y tú padre intentó comunicarlo a la academia, pero hace apenas una semana lograron atender el asunto. Actualmente la dirección está hecha un desastre, el director Yukihara aún no termina de resolver lo que el director de primaria dejó tras su "retirada" —menciona con cierto tono pensativo.

—Estos chicos han llegado en un momento pertinente —comentó Serina finalmente, sin dejar de ver el rescate de los tres niños.

—Mierda. —Suelta finalmente, conteniendo sus ganas de mandar al demonio a su profesor.

Cuando los ángeles se vuelven diablos. [Gakuen Alice]Where stories live. Discover now