Willy despertó con un dolor de cabeza tremendo. Tenía ganas de vomitar por el hecho de haber olido ese líquido que lo hizo desmayarse.
El cloroformo había invadido sus fosas nasales en una magnitud que lo hizo desmayarse en el momento de aspirarlo. Aún tenía el recuerdo del olor en sus fosas, por lo que tuvo un dolor de cabeza.
Abrió los ojos, parpadeo hasta que se acostumbro a la oscuridad que reinaba aquel sótano.
El sótano estaba devastado por los años. Las paredes de ladrillo estaban a punto de caerse. Intentó buscar su móvil, milagrosamente lo encontró en la bolsa de su pantalón. Guillermo fue iluso al pensar que podría llamar a alguien y que lo salvaran, pero obviamente antes de dejarle su móvil, le habían quitado el chip.
Rất tiếc! Hình ảnh này không tuân theo hướng dẫn nội dung. Để tiếp tục đăng tải, vui lòng xóa hoặc tải lên một hình ảnh khác.
Willy se dio cuenta que estaba sentado sobre un catre, con sábanas llenas de barro y una simple almohada que olía horrible. Prendió la lámpara del móvil y la llevo frente a sí. Brinco asustado cuando la luz que desprendía el aparato desvelo a un cuerpo parado, mirándolo escondido en las sombras del sótano oscuro; la luz sólo alumbraba parte de su cuerpo, Guillermo la movió un poco hacia arriba y miro la cara del hombre.
Reconocía esos cabellos rubios que caían sobre la frente pálida y los labios rozados e hinchados de aquel hermoso joven. Raúl lo miraba parado al final de las escaleras, sin hacer ruido y con una pistola en su mano.
- Te conviene estar callado - pronuncio Raúl, su voz hizo eco en la habitación vacía.
Guillermo escucho sonidos en la planta de arriba, pasos que caminaban desesperadamente hasta llegar a la puerta que llevaba al sótano. La puerta se abrió, iluminando levemente las escaleras; una figura delgada y que visiblemente era débil, hizo su camino por las escaleras, bajando una por una, haciendo rechinar los tablones bajo sus pies.
El castaño noto que Raúl se puso nervioso en cuanto su compañero apareció, como si temiera que en cualquier momento su venganza se tornará hacia él.
- Vete para arriba, puedo manejar esto yo sólo. - la voz ordeno. Willy pensó reconocer aquel tono demandante y furioso.
Raúl asintió, tomó la orden y comenzó a subir los peldaños de la escalera. Willy observo que el rubio se detenía de vez en cuando, como si estuviera necio a dejar a Guillermo sólo con aquel maniaco.
El móvil de Willy había terminado hacia un rato iluminando el techo. Cuando por fin salió Raúl y cerró la puerta tras de sí, la mano del extraño jalo algo e ilumino la habitación.
La mandíbula de Willy casi termina en el suelo al ver quien era su captor. Los mismo ojos de drogado y maniaco escondidos bajo unas gafas, los mismos pantalones pegados al cuerpo y el mismo suéter de siempre.
