Hay un gran hematoma por encima de su pómulo y a causa de ello el área de su ojo está oscura e hinchada, su labio está roto y hay rastros de sangre seca en la herida que está comenzando a sanar. Definitivamente Zach estuvo en una pelea.

— ¿Qué haces aquí, Maiah? Anoche... yo... demonios, no debí. —sus palabras me traen a la realidad y evocan a los recuerdos. Cierro mis manos en puños, enterrando mis uñas en las palmas y vuelvo a mirarlo con desprecio.

—Eso no es tu asunto, lárgate, Zach. —escupo y doy la vuelta, esperando que así lo haga.

Obviamente no le conozco, pues el coloca la bolsa de papel con enseres en el suelo y toma mi brazo para detenerte.

—Oye, sé que no estuvo bien que te besara y no voy a justificarme. Realmente quería hacerlo y el alcohol que bebí me dio el impulso que necesitaba.

Mi mano libre conecta con el mismo lado que ya está golpeado, de la misma manera en que lo hice con Niall unas horas atrás. Me deja ir, llevando su mano al sitio del impacto y mirándome con sus grandes ojos llenos de confusión.

— ¡No debiste haberlo hecho! —le grito. —Vete ahora, Zach. No se te ocurra aparecer en mi vida nunca más.

— ¡¿Estás loca, mujer?! Estoy- bueno, no estaba disculpándome. Pero no es una razón para que me golpees también. —él dice inmediatamente, suena herido. No voy a dejar que eso me doblegue.

— ¡Pues lo mereces por idiota! ¡No debiste besarme! —me siento furiosa porque por su culpa Niall y yo hemos peleado, todo porque él me besó y el rubio lo vio. Todo por los enfermos celos de mi novio y la manera en que se cerró a explicaciones. Sin embargo, eso no justifica que haya dicho todo lo que me dijo. Niall es un imbécil también, pero eso no es cosa nueva.

— ¿Era él? —entonces él pregunta, bajando la voz. Mi ceño se frunce a su pregunta. —Anoche había un auto estacionado en el otro lado de la acera, llegó justo al mismo tiempo en que tú apagaste el coche. Cuando te besé.

Niall.

Finjo desinterés. — ¿Y?

—Ese hombre cruzó a grandes pasos la calle lleno de furia y arremetió en contra mía cuando me disponía a llamar la puerta para despedirme de ti-

— ¿Despedirte? —me burlo. — ¿Ese jodido beso no fue suficiente?

De un paso llega a mí. —No puedo dejar de pensar en ti, Maiah. Y sólo te he visto un par de veces en mi vida. —susurra con voz profunda y pega sus labios a los míos buscando saciar su apetito. Inmediatamente pongo mis manos sobre su pecho y lo lanzo hacia atrás.

— ¡Aléjate de mí jodido imbécil! Ese hombre tenía razón en golpearte. —le grito, empujándolo hacia atrás una vez más. Zach se tambalea y pronto todos los tatuajes y los músculos no le sirven para parecer intimidante ante una chica que logra que tropiece con sus propios pies.

— ¿Es tu novio? —eleva sus cejas.

— ¡CLARO QUE LO ES! —exclamo, sintiendo el nudo en mi garganta. —Y por tu culpa él está enfadado conmigo, lo echaste todo a perder, ¡TODO!

Las facciones de Zach de repente se llenan de tristeza ante la manera en que mi voz se rompe al gritar la última palabra. Él nota mi mirada sobre él y pronto se compone, mirándome como si lo que hizo no le importara en lo absoluto como repercutió en mi vida. Cosa que no dudo, a los chicos como él solo les interesa conseguir lo que quieren sin tener en cuenta a los demás.

¿Cómo tú? Mi conciencia se burla y sacudo la cabeza, haciendo que mi cabello corto golpee mi rostro. —Márchate ahora mismo, Zach.

— ¿Él te golpea? —si antes estaba enfadada, eso disminuye gracias a su pregunta.

Brave | niall horanWhere stories live. Discover now