—Hola. —murmuro. —Yo-

—No, Maiah. Olvídalo. No es necesario que te expliques. Yo sé claramente lo que sucedió, por favor... solo déjalo, ¿sí? —dice interrumpiéndome y esquivándome para salir de la cocina, sin siquiera mirarme.

Frunzo el ceño y miro hacia abajo, en mis dedos. Termino de beberme un segundo vaso de agua y me adapto un poco más a la luz solar de la tarde que golpea en mi rostro, haciendo que el dolor de cabeza sea aún peor.

Me muevo lentamente por el pasillo, siguiendo el camino de Niall hasta la sala de estar. La televisión está encendida en una repetición de una vieja serie que no logro reconocer y él solo está ahí, sentado en el sofá sin prestarle un poco de atención. Mirando únicamente a la etiqueta de la botella después de beber de ella. Respiro profundamente antes de acercarme y tomar asiento. Quiero llamar su atención pero no sé exactamente cuál es la manera correcta de hacerlo.

Decido irme por la que parece ser la más infantil después de que ocurre.

— ¿Estás molesto conmigo? —mi voz está ronca debido a la noche anterior. Lo veo beber nuevamente de la botella y luego negar lentamente.

—Un poco decepcionado, a decir verdad. —admite luego de mirarme unos segundos y fruncir los labios. —Llegué solo hora y media más tarde y tú ya estabas yéndote. Perdí las reservaciones que tanto tiempo me había costado conseguir a último minuto porque tú decidiste que era buena idea marcharte de fiesta.

Oh no.

Una parte de mí está gritándome que eso es lo más ridículo del mundo y que no debería estar enfadado o decepcionado por ello. La otra, la parte que lo ha querido todo el tiempo, me hace sentir terrible, principalmente porque sé que ha pasado mucho tiempo planeando lo que sea que planeaba. Podía ver su rostro de decepción momentáneo oculto por una sonrisa que expresaba "en otra ocasión será", cada vez que él llegaba a casa y yo estaba atareada por tareas y proyectos. Su rostro esta vez, es aún más triste y yo quiero saber por qué.

—Niall. Lo lamento muchísimo, siendo honesta, pensé que sería como en las otras ocasiones, cuando volvías hasta medianoche o incluso hasta el día siguiente. Y Marcie está en la ciudad para el fin de semana y-

—No. Olvídalo, no es necesario. —dice interrumpiéndome por segunda vez en el rato. —Maiah, yo sé lo que vi.

Pero yo no lo sé. Demonios, comienzo a sentirme mal por no recordar. Lo último que viene a mi es el momento en que me escabullo de la pista. Lo demás, bueno, ya no sé nada.

—Niall. —pido, su nombre suena como una súplica desesperada. —Mi mente está en blanco después de que me oculté en la multitud cuando tú- diablos. Niall, ¿me seguiste?

—Sí, y no me arrepiento de haberlo hecho, Maiah. Ellos podrían haber- —se calla, abriendo sus ojos ante sus palabras, probablemente porque era algo que no debió haber dicho.

— ¿Ellos? ¿Quiénes son ellos? —lo veo palidecer y beber de la botella una vez más, evitando mirarme. Me acerco por completo a él, quitándole el frasco de color oscuro de las manos y colocándolo lejos, sobre la mesa de café, fuera de su alcance. —Dime, ¿Qué quieres decir con ellos?

—Oh Maiah, ¿qué te ha pasado en la frente? Estás sangrando. —habla cuando pone su mirada en mi rostro. Sé que se refiere a la herida que me hice al golpearme con la mesita de noche hace un rato. Palpita, pero no creo que sea tan grave.

—Está bien, no es nada. —trato de calmarlo. Él; en cambio, se pone de pie y pone sus manos en el área afectada. Sus dedos recorren el lugar con suavidad pero de todas formas siento el dolor que me hace encogerme. —Es una pequeña herida.

Brave | niall horanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora