12. Estoy solo...

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Sigo en el hospital, vengo todos los días después de que naciéra Abi. El día que nació el doctor nos dijó:

-La situación de Brenda es delicada, logramos salvar su vida, pero fue difícil, perdió mucha sangre y su cuadro grave de anemia complicó más las cosas, tuvimos que practicar transfusión de sangre de emergencia, pero ya esta bien, delicada pero estable.

Recuerdo como sentí que me regresó el alma al cuerpo, agradecí al cielo que Brenda aún estubiera viva.

-¿Y la bebé doctor, mi hija?.

Vi como su gesto cambio, tomó un ligero respiro y me dijo:

-Señor Johnson, el estado de salud de su hija, es un poco delicado, la anemia de la madre afectó un poco a la niña, está un poco pequeña para sus 9 meses y tiene bajo peso, al parecer la señora Harris no se estubo alimentando bien o no tomaba los nutrientes necesarios para afrontar un embarazo, es por eso que la vida de la bebé y de Brenda estuvieron en riesgo. Ambas quedarán internadas hasta que la pequeña Abigail gane peso y talla y la señora Brenda pueda combatir su anemia.

Y desde ese día, he estado viniendo al hospital, a veces ma o Fio me acompañan, pero pa, no sabe nada de esto creo, no ha venido ningún día, pero la verdad, eso ha dejado de importame, lo que ahora me preocupa es la salud de Brenda y de Abi.

Cuando llegó a ver a la bebé, la veo ahí, tan bonita y pequeña, se ven tan frágil y tengo miedo de que algo le suceda.

Brenda poco a poco se sobrepone de su anemia, lleva seis semanas en el hospital y el doctor dice que Brenda puede que sea dada de alta antes que Abi. Claro que quisiera que ambas salieran juntas y muy pronto, pero por el bien de Abi, tiene que seguir ahí.

-¿Has visto a nuestra bebé Brenda? Le dije mientras me sentaba en el silloncito de su cuarto de hospital.

-Aún no he ido a verla. Me dijó desde la camilla de forma desinteresada.

-¿Por qué?

-No he que...no he podido.

-Está muy bonita Brenda.

-Eso no lo sabes, cuando los bebés estan pequeños, todos son iguales.

-No digas eso, ella es hermosa por que es nuestra hija.

-Si tu lo dices.

-A próposito, el doctor ya me explicó el por que de tu anemia.

-¿Ah si, cuál es?

-No te nutriste para tu embarazo como debiste, lo cual se me hace raro ya que se supone que tomabas el complemento que te envió la doctora para evitar cosas como estas.

-Si bueno, cuando salí de casa olvide llevarme las latas y por eso no me lo tome.

-Pudiste decírmelo para yo llevártelo.

-No quería molestarte con cosas como esas.

-¿¡Cosas cómo esas Brenda?! Era de tu salud y la de Abi de la que hablamos y eso es ¿sólo una cosa? Le hablé en tono un poco alterado al ver la indiferencia que hablaba al respecto. -Casi mueres ahí por no estar lista como debías.

-No, yo casi muero por dar a luz a esa bebé, no confundas las cosas Liam. Me respondió en tono seco y agresivo.

-¿¡Le estás echando la culpa a tú hija por lo que te ocurrió?! ¿¡Esto es en serio Brenda?!

-Sabes bien lo que pienso sobre eso, te he dicho varias veces que yo no quisé ser mamá y mira, casi morí por culpa de ella.

-No puedo creer lo que estoy escuchando, estando en el quirófano creí que cambiaste, pero me doy cuenta que no fue así. No resistí más y me salí, tome mi mochila y sali lo más rápido que pude, me dolió eso, no era sólo de ella la bebé, era mía también, un pedacito de mi que Brenda odiaba.

Trate de ser fuerte y no llorar, me encaminé al cunero, tomé asiento al lado de mi hija y ahí la vi, pequeña y frágil como muñequita de porcelana y me derrumbe, no podía creer que hubiese alguien que pudiera detestar tanto a su hijo y echarle culpas a un ser indefenso e inocente.

Se me acercó una de las enfermeras del cunero colocando una mano en mi hombro.

-¿La pequeñita Abi es su hija joven?

Asentí con la cabeza. Alce la mirada para ver quien era y era una joven como de mi edad, lo que me sorpendió, de ojos grises y cabello negro que enmarcaba más su piel blanca y perfecta.

La joven me sonrió y dijo:

-Es un gusto conecerle, Abi es una niña fuerte y come bastante.

Yo sólo la veía a ella y escuchaba esa bonita forma en la que hablaba de Abi.

-Disculpáme, soy Julia, Julia Bridges y he estado aquí hace unas semanas y le he tomado cariño a la niña y me da gusto poder conocer a su padre.

-Muchas gracias señorita, es bueno saber que cuidan y quieren a mi hija. De inmediato pensé en lo que dijo Brenda y me llené de enojo.

-¿Todo en orden señor Jhonson? Preguntó al ver como me tensé.

-No se preocupe joven, la bebita podrá salir pronto y usted y la madre de la bebé estarán juntos con ella en su casa.

-La madre no la quiere. Dije sin pensar y de forma tajante, mirando a la bebé.

La joven se me quedó mirando con algo de asombro.

-Lo siento, yo no quería incomodarlo ni nada.

-Descuida, yo también lo siento, no esperaba eso de ella.

Hubo unos minutos de silencio y de pronto un bostecito de Abi me hizo sonreír a mi y a la enfermera Bridges y luego un par de ojitos hermosos me hicieron olvidar lo que pasaba.

-!Hola bebé¡ ¿Cómo está la dulce Abi? Le dije a mi bebé.

-¿Quieres cargarla? Es la hora de comer y podrías darle su biberón señor Jhonson. Me preguntó amablemente.

-¿Puedo? Pregunté ancioso y emocionado por la idea.

-!Claro¡ Es tú hija o ¡¿no?!

-!Sí, es mi hija¡ Respondí sonriente, y estaba yo, con mi hiia en mis brazos dandóle su biberón, no podía creer que en verdad estaba pasando, en esos instantes con Abi, era realmente feliz.

-Verás...que todo estará bien, ella es fuerte y yo cuidaré bien de ella, se lo prometo. Me dijo la enfermera Brigdes timidamente y con una sonrisa de seguridad en su rostro, sonrisa y palabras que me dieron paz y me hicieron sentir mejor.

Sólo desearía que Brenda no fuese así con Abi, espero que cambie, por que ya tome una desición, si Brenda no quiere que nos hagamos cargo de Abi juntos, eso no me importará, por que yo amo a mi hija y cuidaré de ella aunque sea yo solo.

La Princesita de Papá.Where stories live. Discover now