23 CONTROVERSIA Y RITUAL

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—Es al revés. —Agito la mano para desestimar su comentario, es un caso irremediable—. ¡Ay! No soy tu subconsciente, tú eres el subconsciente aquí, no yo. ¡Ahora, desaparece!

—Continúa adelante, sabelotodo, siempre estás al tanto. De todos modos, no deberías haber molestado a Azraél. Y no deberíamos estar aquí. —Ella señala sin entusiasmo con su uña hacia un lado, indicando a mi izquierda.

—Sí, sí, pero allí, ¿qué encuentro...? —Me giro para enfrentarla y me encuentro con nada más que la vastedad del desierto desolado y gris, con trozos de tierra seca y quebrada.

Después de un rato, avanzo por las venas rugosas de la tierra y las ramas secas que decoran este lugar arruinado. Comienzo a caminar rápido, pero me canso rápidamente. A duras penas logro seguir con vida, ya que tengo sed y esta parte está cargada de vapores salidos de charcos de color platino.

Mercurio es mercurio.

Mis pensamientos son un torbellino mientras tropiezo con mis propios pies y caigo cerca de un líquido mortífero. Los gases llenan mis pulmones al instante, convirtiendo cada respiración en un acto funesto. Resoplo y, de repente, me detengo en seco, incapaz de seguir adelante. El malestar se intensifica sin cesar. Debo salir de aquí.

El punto es tóxico para cualquier ser vivo, y me siento atrapada, caminando en círculos en esta desolación. Mis ojos escudriñan el entorno en busca de una dirección clara. Encuentro el esqueleto de una extraña criatura, similar a la que vi en mi sueño: un Aswang, un ser caníbal. El miedo se apodera de mí, imaginando que en cualquier momento aparecerá uno vivo. La saliva se atasca en mi garganta, asqueada y mareada por la putrefacción de este maldito infierno.

De repente, escucho susurros. Una voz familiar resuena con fuerza en mi mente, captando toda mi atención.

—¡Chloe, ¿estás aquí?! —exclamo.

Ella ríe sin cesar mientras habla.

"¡Iona, mírate! Ven, corre, debemos irnos de aquí. No puedes quedarte".

Giro sobre mí misma, buscando desesperadamente a Chloe, pero solo encuentro el vacío. Me froto las sienes.

"Te lastimas a ti misma, y más aún si no te unes a él".

Niego con la cabeza.

—¿De qué estás hablando? ¡Sal de mi cabeza! No eres Chloe, ¡vete!

Doy vueltas en círculos, sintiéndome perdida. Sin embargo, escucho la voz conocida de Kick. Es imposible, ella no está aquí. El graznido me saca de mi ilusión una vez más.

―¡Ey! Sácame de aquí ―le digo a la voz en mi mente. Sacudo la cabeza y me froto los párpados para recobrar la visión—. Este gas me está nublando la mente, debo despertar.

Me inclino hacia atrás, mirando al cielo, y grito con todas mis fuerzas, encontrando la última ráfaga de energía en mis pulmones. Aún sigo aquí. No puedo escapar de este sueño.

La desesperación me embarga mientras persigo al ave. Vuela a baja altura, como si me estuviera guiando en alguna dirección. Sin opciones, decido seguir su camino. Es eso o enfrentar la muerte por el mercurio.

Mi cuerpo vulnerable cae al suelo nuevamente, esta vez sumergido en un denso líquido.

—¡Ay, lodo! ¿Dónde he terminado? ¡Qué torpe soy! —digo mientras masajeo el barro fresco, agradecida de que sea tierra con agua y no veneno.

Me levanto, completamente cubierta de lodo, sin darme cuenta de las zapatillas que quedaron ocultas detrás de la suciedad.

—Te lo advertí —murmura mi alter ego mientras examina sus uñas—. Te dije que fueras hacia el este, no hacia el oeste —dice burlona, pateando el suelo con rabia—. Mira cómo has quedado, niña.

—¡Cállate! ¿Te diviertes a mi costa, verdad? Tu sistema de guía está defectuoso.

—¡También es el tuyo! —hace muecas y saca la lengua—. Ah, por cierto, él está aquí, y debes tener cuidado. Como te dije, todo es caos. Y otra cosa... ¡Uh! ¡Cuidado con ese pájaro maldito!

Frunce el ceño, con la mirada fija en el ave que le grita y se lanza entre las ramas de los viejos árboles. Desaparece en el oscuro bosque, que solo nos obsequia la tenue luz de la luna a través de pequeñas aberturas.

—Solo quiero volver a casa.

—No puedes, no debes —dice mi otro yo—. Sabes que ya no somos normales, y después de hoy, nada volverá a ser lo mismo. Somos Celius.

—No, es Lucius.

—Como sea. A quien le importa ese idioma de época paleolítica.

Le hablo desde el suelo.

—A mí me importa, Yo, ¡a mí!

Me libero del lodo, levantándome con brusquedad, y de repente, un silencio amenazador envuelve el entorno.

De repente, unos fuertes golpes retumban en el aire. Presto atención, son aleteos constantes que se acercan.

—Oh, no. No más —murmuro mientras retrocedo, sin apartar la mirada del cielo.

Mi alter ego me grita que corra, que le haga caso por el amor de D.

Miles de mirlos negros caen en picada hacia donde me encuentro. Comienzo a despejar el camino y corro con todas mis fuerzas. Mi velocidad es limitada, pero es lo máximo que puedo dar después de la agotadora experiencia en el desierto. Ignoro los golpes de las malezas contra mi rostro y sigo vigilando las alturas.

Observo cómo las aves bailan en un patrón oscuro y coordinado, descendiendo en una masa compacta hacia mí. Caen como un tornado a una velocidad impactante.

—No, no, no. ¡No!

Me tiro al suelo en un intento desesperado, pero sus picos alcanzan mis antebrazos y los rasgan como si fueran papel. Las heridas son profundas, inimaginables para un animal de apariencia tan frágil.

Una corriente aguda recorre mi sangre, y la luz de la noche se desvanece mientras caigo en un desmayo oscuro. Lo último que veo es al mirlo familiar descendiendo lentamente, extendiendo sus alas negras y brillantes.



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*Es un demonio nocturno que toma las formas que quiere, como las de un perro, gato, ave u otro animal. El Aswang coge preferentemente niños, abandonados y caminantes solitarios. Con su lengua horriblemente dilatada, negra y flexible como la seda, extrae los fetos a las mujeres que están encintas. A él se atribuyen los dolores en el parto.



Magnet in Dark© Parte I "EL ÓNIX" NUEVA VERSIÓN -#PGP2024Where stories live. Discover now