Capítulo 6.

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- ¿Tienes información que deba saber? Cambio. – Justin apretó el botón de orden. Manejaba por las calles de Kaapa, con aquella sudadera negra. Mientras Ryan intentaba revisar las cámaras de seguridad por última vez, deseoso de captar alguna maldita pista. ________ se les había escapado. Jodidamente su plan había resultado tan perfecto que ni siquiera Justin se había percatado de su ausencia…sin contar con que había estado soñando con ella antes…

- El presidente tenía que claro que un promedio de cinco mil hombres llegarían a invadir Washington, o por lo menos eso decían los estudios. Pero, no entendemos por qué…- un pequeño ruido se escuchó desde la otra línea del intercomunicador. Alguien tecleaba. – solo han recibido a cuatro mil, en promedio…cuatro mil ochenta. Escondidos estratégicamente en las afueras de la ciudad, están marcados. Pero nadie sabe donde mierda están los demás. 

Justin cortó la comunicación. Había escuchado lo suficiente. Otro jodido problema, ocasionado por ella, por ________ y sus berrinches. Pero eso no lo detendría. El pueblo era pequeño. Y él, era más astuto que esos jodidos rusos. 

Y sí…por supuesto que los tenía…Una jodida fábrica abandonada. No podían esconderse en otro lugar. Estados Unidos estaba esperándolos. Los tenían marcados. Y ellos, sabían perfectamente que el presidente no haría nada sin ella…sin su luz…sin su hija. Era peor que llevarse el 90% de su economía, peor que llevarse a la mismísima estatua de la libertad.

Estacionó el camión blindado.

- Ve por atrás. – le ordenó a Ryan. – cubriré la entrada. Si encuentras a uno de esos hijos de puta no dudes en usar el arma. 

- ¿Qué mierda me crees? Por supuesto que lo sé. – Ryan salió del camión, junto a Justin. 

Desapareció a los pocos minutos. Mientras Justin quitaba el seguro de su Carabina. Estaba jodido…en el fondo lo estaba. Odiaba que ________ hiciera lo que quisiera, mientras él estaba a cargo. Y también…sin saber por que... no quería que ella sufriera rasguño alguno. No quería que ningún imbécil la tocara. 

Tiró la puerta. Adentro no se escuchaba ni el más mínimo ruido. Pero sabía que era ahí donde esos idiotas se escondían. Conocía a la perfección, debido a sus largos estudios, los camiones rusos. No podía fallar. No ahora. 

Un par de hombres se asomaron por el pasillo más oscuro. Justin no dudo en disparar, sin ni siquiera saber de quién se trataba. Identifico perfectamente aquellos uniformes. Mierda…los rusos estaban. Se acercó, frío, hasta uno de ellos, que se retorcía en el suelo. 

- ¿Dónde mierda está tu jefe? – le preguntó. Coloco sus piernas a ambos lados del cuerpo. La sangre empezó a brotar de su boca. - ¿Dónde demonios están los demás? 

Nadie respondió a su pregunta. Aquel hombre yacía muerto sobre el suelo, al igual que el otro. Continuó su camino. Veía a lo lejos una habitación. Luces prendidas. Escuchó gemidos. Escuchó risas. Maldijo para sus adentros…ojala y esos gemidos no provengan de __________. 

Se pegó a la pared, escuchando más de aquellos ruidos. Necesitaba comprobar si ella no estaba adentro…necesitaba saber si __________ no estaba ahí, no quería que fuera participe de aquella matanza. Se giró, y observó vagamente por el espacio de la puerta y el borde. Lo que pensaba. Prostitutas, y los hijos de perra. El asco recorrió su mente. Al menos nadie peligraba ahí adentro. Espero un par de segundos, para girarse, y abrir la puerta. Apunto claramente al gran grupo de imbéciles que tenían sexo en la menos indicada etapa de sus vidas. 

- ¡Aléjense! – gritó él. Mirándolas. Gritos, provenientes de ellas. Cogieron sus cosas, ropas, mallas, juguetes, entre sus manos. – lárguense de aquí ahora. – ellas se apartaron. A la pared. Por suerte y solo eran tres, jodidamente ellos eran más. - ¿les gusto, hijos de puta? ¿estuvo bueno, cierto? – sonrió. Ellos no salían en sí, del asombro. Uno de ellos miró su arma por el rabillo del ojo. – pues será el último polvo de sus putas vidas. – disparó. Al unísono. Las balas parecían gotas en una lluvia. Cada una directa a cada uno de ellos. Las mujeres gritaron. Saliendo rápidamente de aquella asquerosa escena. Pero él…había sido inteligente. Solo había dejado vivo a uno, un jodido cobarde que ahora se cubría el rostro con las manos. Solo, sin armas, frente a Justin. - ¿Dónde está ella? – le preguntó amputándole la cabeza – dime, al menos que quieras terminar como ellos. 

- Está en el cuarto de al frente. – murmuró el ruso, con dificultad. La mandíbula le temblaba. Estaba a punto de mojarse los pantalones. 

- Bien…- sonrió Justin, asintiendo. – lástima que sigues siendo uno de ellos.- le disparó sin compasión. Él nunca tenía compasión. Observó cómo se retorcía de dolor, sin oportunidad de vivir. Pateó un par de veces a los que yacían muertos sobre el piso, por si las moscas. Todo en orden.


- ¿Dónde mierda estas __________? – murmuró para sí mismo. Abrió la puerta, cerrada por el ruido de los disparos. Y sí…justo como lo había dicho el ruso, una puerta se ubicaba justo en frente de él. No se escuchaba ruido alguno ahí, ¿Cómo saber si no se trataba de una trampa? 
Una idea empezó a ocupar su cabeza. Golpeó la puerta con el arma, dos, tres, veces. Y espero a que los ruidos vinieran por sí solos. 

Un grito ahogado se escuchó desde adentro. Sí, sí Justin, es ella. Es ________. Abrió la puerta de un tirón. 

- Vaya…- susurró, golpeando el arma con la palma de sus manos. – con que aquí estabas. 

No dudo en fijarse en lo que traía puesto. Aquellas bragas que él deseaba quitarle con los dientes. ¿Pero por que estaba así? Semidesnuda. Sus ojos, humedecidos, lo miraban al borde de las lágrimas. Una felicidad enorme embargó su corazón. Al menos la veía ahí, con vida. Como quería. 

Se acercó a ella, atada de manos y pies, encadenada a la pared. Sus brazos, marcados por aquella asquerosa cadena, estaban a punto de caerse rendidos. Le jodía verla así. 

La miró de nuevo. Precioso conjunto. A pesar de estar atada, se veía sensual, como siempre. Pasó sus manos por la cintura de ________, buscando alguna cadena que él perfectamente sabía…era completamente inexistente. Suave, lento, disfrutando al máximo de aquella sensación. Pasó sus ojos por sus senos, redondos, perfectos. Mordió levemente su labio inferior. Sus manos, fueron a parar hasta su espalda, suave y preciosa, desatando el nudo que tenía en la nuca, le quitó el pañuelo de los labios. __________ se tumbó a llorar. Justin sostuvo su frágil cuerpo. No podía ser que él hubiera permitido eso. Que él hubiera permitido que ____________llorara-

I'll be your protector | Justin Bieber & Tú +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora