12. Hazel Tris Roth Spiegelman

Start from the beginning
                                    

Nos saludó y en antes de que pudiera decir "pio", ya tenía la mitad del pizarrón con ejercicios de matemáticas, círculos y cosas por el estilo.

Vieja de mierda.

—Señor Rosas, salga al pizarrón a hacer el ejercicio 4, para darle un punto de participación —todos nos quedamos callados al escuchar el apellido, apellido que nadie en el salón tenia.

La profesora miraba en mi dirección, pero como yo no era Rosas, voltee a ver a quién era el que ella observaba.

—Señor Rosas, salga al pizarrón —dijo acercándose a mí, haciendo que la mirara raro.

—¿Se refiere a mí? —pregunte apuntándome.

—Sí, pues señor Rosas.

—Soy Ramírez, vieja aweona. ¿Cómo chucha no se le queda en la cabeza? —dije levantándome y yendo a resolver el puto ejercicio mientras el esqueleto andante, seguía procesando lo que había dicho.

Una vez termine mi ejercicio, voltee en el momento justo, para ver como la profesora no despegaba su vista de mi trasero.

—¿Profesora? —dije mientras ella volvía al planeta tierra.

—¿Termino el ejercicio, Señor Ramos? —dijo con las mejillas algo rojas.

—Si —le devolví el lápiz de pizarra algo molesto, pero ella no lo noto.

El día paso más lento de lo normal. A la hora siguiente, era desesperante escuchar al profesor Calderón hablar de sus amores cuando era un adolescente, de que mil chicas estaban detrás de él y que una chica lo llevo al baño de chicos para hacer cochinadas, así que decidí ver el reloj que estaba sobre el pizarrón, era lo mismo que ver al profesor, redondo, sin cabello en la cabeza y siempre dando la hora.

Para cuando la hora de almuerzo llego, salí del salón lo más rápido que pude en busca de Carolina, pero no la llegue a encontrar ya que choque con Mia justo en la intersección de unos pasillos, haciendo que ella, su chocolate y yo, cayéramos al suelo.

—¿Te encuentras bien? —escuche la voz de Mia, mientras me sentaba en el suelo con los ojos cerrados mientras me sobaba mi nuca y mi espalda

—Sí, estoy bien. ¿Y tú? —abrí los ojos un poco pero no logre ver claramente a Mia.

—Kevin, nadie te ha preguntado nada a ti —dijo esta haciendo que abriera mis ojos por completo para ver a la rubia con su chocolate "Trencito" entre sus brazos y con el envoltorio abierto.

—¿Pero qué...?

—No te preocupes, bebé, mami está aquí y castigara al idiota que te ha golpeado —Mia levanto la vista hacia mí, haciendo que tragar saliva sonoramente.

—Fue un accidente —dije con una sonrisa inocente mientras retrocedia hasta golpear con un casillero.

—¿Accidente? —dijo tomando el chocolate en una mano y acercándose a mi con mucha furia — ¡Accidente fue el que el condón de tus padres se haya roto para traer al mundo a un golpeador de chocolate! ¿Quién te crees para golpearlo y no pedirle disculpas? Se caballero y pídele disculpas a mi chocolate, ¡PIDELE DISCULPAS! —coloco el chocolate frente a mi cara.

—Disculpa, señor chocolate —dije algo asustado por la reacción de Mia. ¿Es normal que una chica de 15 años reaccione así solo por un chocolate?

—Mucho mejor —dijo dándole un mordisco al chocolate —, ahora vete, y la próxima vez que vuelvas a golpear un chocolate. Te meteré un libro por el cu... —Mia dejo la oración a la mitad, y su enfado fue reemplazado por tristeza.

Soy hermano de una zorra | Troublemakers [En edición]Where stories live. Discover now