12 RELOJ DE ARENA

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―Mmm, Iona, ¿sabes por qué estoy aquí? ―Cuando me miró, su expresión era indescriptible. ¿Preocupación, tal vez? Tomó el reloj de arena de la mesita al acercarse―. Tienes tiempo, Iona, no lo desperdicies.

―¿Qué quieres decir? ¿Eres la Muerte y me estás amenazando? ―Le hablé con una mueca en el rostro―. ¿Voy a morir?

Arrugó el ceño.

―Eso no te corresponde saberlo, al menos no ahora. No estoy aquí para que me cuestionaras, sino...

―¿Si no qué? ―grité―. ¿Eres mi hada madrina? ¿Hay cámaras ocultas? ¿Dónde? ¿Esto es una broma?

Se puso rígido, con una mirada de irritación.

―¡Basta, niña! No te lo tomes así. ¿Acaso crees que no soy real? ―Se acercó sin caminar, como en un sueño―. Mira, ¡tócame, siénteme, soy real!

Ríe de forma delirante y rocé su hombro con el dedo, apenas rozándolo. Mi cabeza está a punto de estallar.

―¡Ay! ¿Qué quieres de mí? Apenas tengo veintiuno, soy joven y no sé nada de lo que me dijiste en el sueño anterior. Si esto es la realidad, ¿por qué apareces ahora y no antes, por qué solo en mis pesadillas? ―Me encogí. Si fuera posible, me haría aún más pequeña.

―Jovencita, eres más sabia de lo que piensas ―dijo señalando su cabeza y luego mi corazón.

Me atreví a tomar sus dedos y le pregunté.

―¿Has estado en mis sueños? No recuerdo haberme acostado. Lo último que recuerdo es que estaba pintando en mi lienzo con el chico que dejaste petrificado. Respóndeme.

―Iona, en el momento en que el reloj se complete, me marcharé. Solo estoy conectado a tu mente durante una fracción de segundo. No estás dormida, esto está en tu cerebro, estoy dentro de él.

Fruncí aún más el ceño.

―Ah, entiendo... ¡No entiendo! ―Sacudí la cabeza, rozando mi frente con el dorso de mi muñeca, y masajeé mi nuca con desesperación―. ¿Por qué estás aquí? Dilo claramente y en voz alta.

―¡Para advertirte que no estarás a salvo con él! ―Parecía nervioso, dando vueltas detrás del sillón donde Baco permanecía―. Él, Iona, busca lo mismo que yo, algo que quiero que permanezca oculto.

―¿Lo conoces? ¿Cómo?

Mis ojos recorrieron la habitación, sintiendo que todo era irreal. No sabía nada de nada, y mi cabeza dolía intensamente, mientras dijo.

—El verdadero peligro para ti no reside en los monstruos de los cuentos, sino en aquellos que parecen humanos.

Grité y me deslicé al suelo, pues escuché a Azraél correr hacia mí y sujetar mis hombros. Me aferré a él con energía, transmitiéndole mi dolor. Apreté tan fuerte como pude. Mi cerebro estaba ardiendo, no podía verlo, pero lo sentía.

―¡Sácalo, ¡haz que pare! ―grité―. ¡Ah!

―Iona, lamento el dolor que causé. Sé que es peligroso, lo sé. Por eso el reloj, el tiempo es corto. Volveré en tus sueños, te lo prometo. ―Buscó mi mirada mientras bajaba la cabeza.

Su gesto era desesperado, como si rogara que todo esto no volviera a ocurrir. Continuó hablando.

―¡Te lo prometo! Recuerda, aunque él no sepa lo que eres, porque seguramente no lo sabe, es un hecho que se sentirá atraído por ti. No lo entiendo del todo, pero tal vez sea su humanidad lo que... no quiero considerarlo, pero él oculta su lado oscuro. ¡No confíes en todo lo que brilla!

Magnet in Dark© Parte I "EL ÓNIX" NUEVA VERSIÓN -#PGP2024Where stories live. Discover now