El tipo me observa como si fuera la mala de la película. Muerdo mi labio debatiéndome, pero algo dentro de mí se compadece. Al estar agotada, miro al señor e inflo mis mejillas. Arrojo mi saco y mis cosas al suelo.

—Espere, yo me encargo. Muchas gracias —le digo mientras camino hacia fuera.

El viento violento golpea mi pecho y mis pies se afirman en el suelo. Sin entender, giro mi cabeza desesperada en todas direcciones, pero no lo veo.

La lluvia cae torrencialmente, casi inundando la calle. Sin importarme mojarme, me detengo en la acera y, con los puños apretados por el frío repentino, mi cara muestra sorpresa al verlo acurrucado en un rincón, regado por el agua. Me impresiona verlo en esa situación.

―¿Qué haces ahí? ¿Le temes a las tormentas? ¿Eres un gato o qué? ―mi tono es rudo.

―¿Te estás burlando de mí, Iona? No me gusta la lluvia, punto. Ni los animales ―responde de forma grosera, apretando los dientes.

—¿Ninguna especie? —me sorprendo.

—¡No! —recalca con disgusto, pero su rostro sigue siendo hermoso y sereno.

Entonces, algo salvaje sale de mí. Decido burlarme un poco de él, aunque el agua fría cae sobre mi ropa. Abro los ojos bien grandes y le dedico una sonrisa burlona mientras doy un paso hacia él, quedando a solo unos metros de su cuerpo. Resoplo antes de provocarlo.

Mientras tanto, mi yo divertido se encuentra a mi lado, con su tinta manchada y todo al descubierto. Trato de no sonrojarme y me siento avergonzada por mis propios pensamientos. Pero mi lado descontrolado me reprocha. Iona, niña terca, ¿cuántas veces tengo que decirte lo que debes hacer?

Hago pucheros y cierro los ojos, negando la voz en mi cabeza.

—Baco, ¿podría esta humilde servidora tuya, que no es tan perfecta y está embriagada...? —cito las palabras exactas que salieron de su boca en el sueño—. Descríbeme en una intensa atmósfera de lujuria, con un lenguaje directo, esas palabras que hiciste que deslizara con mis dedos... ¡Me clavaste una lanza! ¿Qué me has hecho?

Dejo caer los brazos con desazón y mi pecho respira agitado. Mi cabeza también duele. Sin importar nada, avanzo otro medio paso hacia él. Baco está inclinado, pegado a la pared, pero sus ojos están fijos en mí durante largos minutos.

—¡Estoy aquí castigada contigo! ¡Vaya, nunca pensé que sacaría a relucir estas actitudes horribles! Adiós a la vieja Iona —digo, temblando de frío mientras luchaba por controlar mis temblores.

De repente, detengo mis movimientos mientras me quito los zapatos y siento la liberación al tener mis pies descalzos. La lluvia es intensa y puedo disfrutar como cae sobre mi rostro, pero persisto. No solo logro deshacerme de mis zapatos frente a él, sino que también puedo notar su agobio, entretanto su boca se entreabre y apenas muestra sus dientes delanteros. Su pecho se hincha en busca de más aire.

Sin saber cómo, mi yo divertido aparece a mi lado, imitando... ¿a quién? A ti, tonta, pero nos divertimos hostigándote. Con todo lo que haces, ¡vas de maravilla! —menea las cejas en tono de burla.

Observo a mi divertida compañera y me espanto, pero ella no se detiene.

¿No te das cuenta de lo que estás haciendo? —grito exasperada en mi cabeza.

No te engañes, Iona, somos dos iguales, hermanas —rueda los ojos—. Yo soy la mejor parte de ti, la divertida e inconsciente.

Me quito los pantis oscuras, deslizándolas por mis rodillas, tobillos y finalmente fuera de mis pies. Trago saliva, sin darme cuenta, completamente frustrada. Recuerdo con precisión la gracia y el detalle con los que me quité las medias.

Magnet in Dark© Parte I "EL ÓNIX" NUEVA VERSIÓN -#PGP2024Where stories live. Discover now