-¿Que pasa si perdemos a mucha gente? -Preguntó Selise.

El rey sacudió su mano despreocupadamente.

-La gente siempre puede tener más hijos. Y si no los obligaré de alguna manera.

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Llegar a Orley le tomo a Tiberius un par de semanas incluso sin casi detenerse y aún así, sus reservas de alimento estaban escaseando.

Haber sido más rápido que la información, logro eludir a muchas patrullas sin que estos se molestaran. La mayoría ni se dió cuenta de que era Tiberius.

Tiberius se quedó perplejo ante la magnificencia del muro de Orley. La puerta de metal gigante le impedían ver lo que había al otro lado pero lo más curioso era que no parecía haber nadie vigilando.

El silencio también era espeluznante, Tiberius sentía que en cualquier momento, una flecha pasaría cerca de él.

-¿Quien anda ahí? -Gritó un hombre al otro lado.

El repentino eco hizo que Tiberius se estremeciera, su caballo se movió un poco por ello.

-¡Soy Tiberius Mallory! ¡He venido a ver a Sir Arthur! -Respondió observando la pequeña figura en la muralla.

El soldado en el muro se giró, parecía estar pasando la información. Luego de varios segundos respondió.

-¡Un momento!

El silencio volvió, Tiberius se quedó observando el muro de Orley con incredulidad y algo de miedo. Como si te encontrarás por primera vez con las puertas de Mordor.

Un ruido pesado se escuchó y la enorme puerta comenzó a moverse. Tiberius tragó saliva intentando imaginar lo que estaba por venir.

Aunque la puerta se abrió, Tiberius se preguntó cómo iba a cruzar el foso sin un puente levadizo, pero para su sorpresa, de la tierra bajo la puerta comenzó a estirarse un puente de madera que conectó con ambos lados.

-Vamos... -Tiberius dejó escapar un tembloroso suspiró, rezando porque al final no fuera otra trampa más.

Al cruzar el puente, se le acercaron un par de guardias pero detrás de ellos había ya una docena con sus armas preparadas aunque no en posición de ataque.

-Mi señor le espera, será escoltado por el general Robert. Puede dejar su caballo aquí. -Dijo un soldado.

Tiberius no hizo más que obedecer, momentos después vio a un hombre acercarse y lo reconoció. Era Robert.

-¿Listo para ver a mi señor? -Preguntó Robert.

-¿Y Emilia? -Tiberius frunció un poco el ceño.

-Ella está bien. -Respondió Robert tranquilamente-. Se encontrará con los dos al mismo tiempo.

Tiberius asintió con la cabeza y siguió a Robert en silencio.

Mientras avanzaba, se dió cuenta de las diferencias entre este lugar y el resto de lugares que había visto en su vida. Apenas podía creer que semejante lugar existiera, todo era limpio y bien hecho.

Que este lugar este tan avanzado a diferencia del reino también le causó un poco de miedo, pero no sabía si sentirse bien o mal porque el reino estuviera en contra.

Le había servido la mayor parte de su vida al reino solo para que lo traicionarán descaradamente, al mismo tiempo, estaba en las tierras de las personas que destruyeron su hogar.

De una u otra forma uno de los dos iba a ser destruido, pero Tiberius no sabía si considerar eso bueno o malo.

En los jardines de la mansión de Arthur estaban Liliana y Emilia juntas, Tiberius frunció el ceño al ver a la princesa en este lugar.

Rey De Reyes - Volumen 1Where stories live. Discover now