Capitulo 11

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-Bien, ¿y como conseguirá 500 esclavos? -Preguntó Arthur.

-Permitame un minuto. -Dijo Adela.

Ella se sentó en su escritorio y comenzó a escribir una carta, le preguntó a Arthur que tipo de esclavos le gustaría tener y el solo respondió que cualquiera siempre y cuando tengan menos de 50 años.

Después de firmar y sellar la carta, se la entregó a Arthur.

-El señor Griswold posee el único mercado de esclavos de la ciudad, 500 esclavos no son nada para él y nada que yo no pueda costear. -Explicó ella.

Arthur asintió con la cabeza y guardó la carta, se despidió de Adela y prosiguio a irse.

-Mas te vale acelerar la producción de estos bienes. -Dijo en tono molesto.

Arthur se rió y asintió con la cabeza.

No solo logro conseguir más dinero, ahora también tendrá más mano de obra. Cada día más cerca de su objetivo.

-¿Cómo le fue? -Preguntó Robert.

-Mejor que bien, llévame al mercado de esclavos. -Dijo Arthur.

Robert frunció un poco el ceño pero no dijo nada, solo obedeció y todos se dirigieron allí. Al llegar pudieron ver en el exterior a esclavos atados en postes siendo subastados.

Estos por supuesto eran los más baratos, mucha gente no podía permitirselos pero solo estaban aquí para ver quienes los compraban.

Ignorando a la multitud, Arthur se dirigió directamente hacia el edificio el cuál era mucho más lujoso por dentro que por fuera.

Una vez dentro Arthur se dió cuenta de que este no solo era un mercado de esclavos sino también un burdel.

Habían esclavas bailando intentando atraer clientes y a lo lejos se escuchaban quejidos y gemidos, Arthur negó con la cabeza y fue directo al punto.

-Busco al señor Griswold. -Le dijo a una esclava mesera.

-L-Lo siento mi señor, no puedo dar información acerca del amo Griswold. -Respondió la esclava con nervios.

Al ver cómo Arthur frunció el ceño, pensó que sería castigada. A esclavas de poco valor como ella no les importaba lo que le sucedieran siempre y cuando no las matasen.

-¿Entonces quien aquí puede darme información? -Preguntó.

Aliviada, la esclava señaló a unos guardias que vigilaban una puerta.

-P-Puede preguntarle a sus guardias, mi señor. Seguramente le digan algo. -Respondió.

-Gracias. -Dijo y se fue.

La esclava suspiró, miró por última vez a Arthur antes de irse y continuar con su trabajo.

-Alto, estás habitaciones están reservadas para los amigos del señor Griswold. -Dijo uno de los guardias.

-Estoy buscando a tu señor. -Mencionó Arthur.

-¿Quien pregunta? -Frunció el ceño el guardia.

Arthur sacó la carta.

-Adela Greenhart. -Respondió.

El guardia miró la carta, le tocó el hombro a su compañero y le hizo señas. Este estiró su mano hacia Arthur recibiendo así la carta para luego irse por unas escaleras.

-¿Es mudo? -Preguntó Arthur.

-Le arrancaron la lengua por preguntar demasiado. -Sonrió el hombre.

Había que admitir que su sonrisa era espeluznante, Arthur solo negó con la cabeza. Poco después llegó el otro guardia y le hizo señas a Arthur para que subiera.

Rey De Reyes - Volumen 1Where stories live. Discover now