Capitulo 3

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Al día siguiente todo volvió a la normalidad salvo que ahora Robert practicaba con la espada, acostumbrándose a su peso y entrenando, aunque le doliese.

En su mente, cualquier tipo de sufrimiento o dolor se lo merecía al haber sido incapaz de defenderlas. El hombre ya no albergaba rencor hacia Arthur sino agradecimiento.

Sintió que se merecía la paliza que le dio, le hizo abrir los ojos. Ahora Robert estaba decidido a dominar la espada para decapitar a cada bandido que se le cruce como lo hicieron como su mujer e hija.

-Tú también deberías dominar la espada. -Le dijo Arthur a Feyton.

-¿Q-Qué? Y-Yo no...

-Mira, solo estamos nosotros para defenderlas a ellas. ¿Piensas esconderte con ellas si vienen bandidos?

Feyton tragó saliva.

-Y-Yo nunca he usado una espada... -Dijo.

-Él tampoco y míralo. -Señaló a Robert-. ¿tú también perdiste a alguien verdad?

Arthur le entregó una espada.

-No te pido que te hagas un soldado, solo te pido que seas capaz de defender tu hogar.

-Si señor... -Dijo Feyton

Arthur asintió con la cabeza, con ellos dos entrenando, la seguridad del lugar estaba aumentando en gran medida.

Arthur miró a las 8 mujeres, se centró en las 3 más jóvenes. Sus edades eran 19, 22 y 24. Faila era la de 22

-Por lo que he visto, ustedes están más dispuestas a hacer trabajos más duros, aunque no lo digan. Por eso les hice esto en la noche.

Arthur le entregó un arco a cada una. Estás tres eran jóvenes y enérgicas en comparación al resto que ya no sentían que estaban en la edad de hacerse las valientes.

Estás 3 querían hacer todo lo posible mientras que las otras pensaban que mientras puedan ayudar está bien.

Aunque perdieron a sus padres las 3 todavía tenían a sus madres aquí con ellas por lo que estaban dispuestas a tomar el papel de "el hombre de la casa" solo por sus madres.

Si no hay quien lo haga lo haré yo misma pensaron.

Los ojos de las 3 se abrieron de par en par al ver los arcos. No eran la gran cosa, solo eran de madera tallada y su cuerda estaba hecha con los tendones de animales que cazó Arthur anteriormente.

Aun así eran muy resistentes, no sé romperían fácilmente si se estirasen con mucha fuerza.

-¿Esto está bien? -Preguntó la más joven.

-Si no les gusta pueden devolverme los arcos.

-¡¡NOO!! -Gritaron las 3.

Arthur se echó a reír.

-Las quiero ver practicando. No les mentiré, aunque quiero que se centren en cazar, si aparecen bandidos necesitaremos vuestra ayuda.

Las tres se miraron entre sí y asintieron con la cabeza.

-Nosotras también queremos hacerles pagar por lo que nos hicieron. -Dijo Faila.

-Sí, no importa si son los mismos u otros, bandidos son bandidos. -Dijo la mayor.

Arthur asintió con la cabeza, una vez más la seguridad del lugar aumentó.

Como niñas recibiendo un juguete nuevo, las 3 se pusieron a "jugar" con sus arcos. Haciendo uso de un palo, Arthur corrigió las posturas de estas chicas hasta que comenzaron a hacer disparos decentes. Él no era un maestro, pero tenía conocimientos avanzados al haber sido un fanático de la época.

Rey De Reyes - Volumen 1Where stories live. Discover now