Capitulo 82

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Dos hombres yacían desmayados uno encima del otro, uno con una sonrisa de satisfacción y el otro con algo más que la boca tapada.

Todo el mundo miró a Arthur como si fuera un monstruo, bueno, todos del lado de Mallory. Los hombres de Arthur se mantuvieron indiferentes en todo momento. Algunos más bien se rieron en voz baja de la escena.

Los Mallory tenían el rostro cenizo, Emilia era la única que vio con horror lo que le hacían a su hermano. Ella miró a Arthur y se preguntó cómo hubieran resultado las cosas si su padre la hubiera elegido a ella en vez de a Elliot. El solo pensarlo le causó terror luego de ver los inútiles intentos por escapar de su hermano.

Mientras todos cuestionaban las acciones de Arthur, este solo le dió a su manzana una última y tranquila mordida.

—Faila. —Dijo Arthur.

—¿Mi señor? —Preguntó Faila, Arthur señaló a los dos.

—Aprovechen que está inconsciente para castrarlo. Y saquen al tipo de aquí.

Faila asintió con la cabeza y llamó a varios de sus subordinados. Estos trajeron sus herramientas para la ocasión.

—Bien, mientras terminan ahí, ya solo queda tratar la última parte de nuestro acuerdo. —Arthur se levantó y se dirigió al general.

—¿Q-Qué? ¿A que te refieres? —Preguntó.

—Soy un hombre de palabra, te prometí que no dañaría a tu hija y así será. Pero necesito un seguro, así que me la llevaré a Orley conmigo.

—¡No! —Gritó Emilia desesperadamente.

—¡¿Qué?! —Gritó el general.

—¡No! ¡No puedes hacer esto! —Dijo Darla—. ¡Ya tuviste suficiente, no puedes llevártela!

—No hay opción. —Suspiró Arthur—. Verán, si me voy así tal cual, la corona simplemente enviara a su ejército a mis tierras y honestamente preferiría evitarlo.

Arthur se agachó hasta estar cara a cara con el general.

—Tú, general. Eres el único que puede evitar que eso ocurra. Tu hija es la única con la capacidad de continuar con tu linaje ahora y no soy tan cruel como para privarte de ello... Al menos no si me provocan. Emilia vivirá en Orley tranquilamente, nadie la molestará ni le tocaran un solo pelo, ni siquiera yo.

Arthur los miró a los 3, luego se detuvo de nuevo con el general.

—Pero... No puedo decir lo mismo si un ejército comienza a tocarme los cojones en frente de mi ciudad. Así que por el bien de tu hija y el futuro de tu casa, creo que ya sabes que hacer.

—Tú... ¡No voy a aceptar que te lleves a mi hija!—Gruñó.

—No tienes opción... Pueden ir a visitarla cuando gusten. Por supuesto, sin un ejército a vuestras espaldas. —Arthur se levantó y vio como estaban castrando a Elliot. El dolor lo despertó pero de la misma forma rápidamente lo hacía caer de vuelta.

Arthur lo ignoró miró a los Mallory y estiró sus brazos ligeramente.

—Sabes perfectamente que lo que digo es cierto y sabes muy bien porqué no puedes rechazarlo. —Dijo Arthur, miró a los ciudadanos y soldados arrodillados—. Tu familia no es la única que está ahora mismo a mi merced.

Tiberius miró a sus ciudadanos y a los soldados de Arthur que los rodeaban.

—¡No quiero! —Dijo Emilia—. ¡No puedes hacer lo que se te venga en gana! ¡Esto es injusto!

—Sí, esto si es un poco injusto, lo reconozco. —Asintió Arthur—. Pero es necesario para que todos podamos tener por lo menos un día de paz. Si no aceptas, tu padre fácilmente puede pedirle a la corona que me ataque y no quiero matar a más nadie por ahora.

Rey De Reyes - Volumen 1Where stories live. Discover now