Capitulo 47

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-¡Fuego, los edificios se incendian!

El interior era un caos pero el frente lo era también. Los Fendarianos tenían que lidiar con el fuego y con los enemigos que se acercaban.

Apenas lograban mantener a raya al fuego pero con las constantes flechas incendiarias que caían, solo hacían las cosas más difíciles.

Los arqueros disparaban sin miedo, todo ser vivo que estuviera dentro de la ciudad era considerado enemigo, por lo menos hasta que los aliados llegasen al muro.

Faila lideraba a los arqueros, no sentía ningún remordimiento ni lastima por ellos. Había sido entrenada para no tener piedad con los enemigos.

-¡Escalas, a las murallas! -Gritó el príncipe Bartholomew.

Los soldados avanzaron como pudieron, Arthur miró a sus hombres y asintió con la cabeza.

-¡Empujen! -Gritó Robert.

-¡Soldados, conmigo! -Ordenó Arthur

Arthur levantó su escudo, sus soldados se juntaron a su alrededor y rodearon el ariete creando un techo que protegía a quienes lo empujaban.

Arthur miró a Ghost quien se mantenía cerca de él.

-No te alejes mucho, amigo. -Dijo Arthur.

El lobo no digo nada pero se mantuvo cerca de él.

No fueron rápido, querían que los Gliderianos llegarán primer al muro, no fue hasta que había una buena distancia entre ellos que Arthur ordenó apresurarse.

Los arqueros moderaron sus disparos cambiando solo a los edificios.
La batalla en las murallas se volvió feroz, los Fendarianos hacían todo lo posible por hacer retroceder a los Gliderianos.

-¡No dejen que el ariete se acerque a la puerta! -Gritó alguien

-¡Preparen las rocas! -Gritó otro.

Bartholomew vió como las rocas estaban por caer sobre Arthur y los suyos, miró a sus arqueros y apuntó con su espada.

-¡Protejan a Sir Arthur! -Gritó.

Los arqueros asintieron y apuntaron, un Fendariano que estaba por tirar una roca, recibió un flechazo en el pecho.

Arthur vió a Bartholomew subiendo por las escalas y asintió con la cabeza. Solo unas pocas rocas lograron rodar hacia ellos, afortunadamente cayeron encima del ariete y no de sus escudos ya que esas rocas podrían romperles un brazo si las bloqueaban.

Pero las flechas eran diferentes, sus golpes no lograban atravesar sus escudos, los Orlianos sentían que estaba lloviendo sobre ellos pero nada más.

-¡Mi señor, hemos llegado a la puerta! -Gritó un soldado.

-¡Derribenla! ¡Rápido! -Ordenó Arthur.

Con fuerza, tiraron del ariete y empujaron. La puerta se estremeció violentamente.

-¡Las puertas no resistirán mucho! -Gritaron al otro lado.

-¡Retirada! -Gritó otro.

Al otro lado de las puertas, los soldados hacían todo lo posible para mantenerlas en pie pero el golpe del ariete era tan fuerte que los empujaba hacia atrás.

-¡Más fuerte! -Gritó robert.

La puerta cedió, Arthur y sus hombres pasaron por encima de los Fendarianos como una avalancha antes de que pudieran reagruparse.

Formaron un perímetro alrededor de la entrada y les abrieron el paso a los Gliderianos.

-¡Bien hecho, Arthur! -Gritó Bartholomew desde la muralla.

Rey De Reyes - Volumen 1Where stories live. Discover now