Rey De Reyes - Volumen 1

Capitulo 17

-¿Por qué tardan tanto? ¡Ya deberían de haberlos matado! -Gritó Elliot Mallory.

Su padre le había dicho que esperara pero Elliot no quería esperar, necesitaba la cabeza de Arthur cuánto antes. Incluso para que Adela no se diera cuenta, envío a sus hombres por la puerta opuesta a la que salió Arthur.

-¡No creo que ese perro blanco haya Sido capaz de matar a mis hombres! -Golpeó la mesa.

Había visto las armaduras de la escolta de Arthur, ¿Cómo podría eso llamarse una armadura? ¡Solo eran pedazos de cuero con metal! Sus espadas los atravesarían como mantequilla siendo cortada por un cuchillo caliente.

-Dudo mucho que el capitán Hendrick sea capaz de perecer a manos de un mocoso. Se llevó a 19 de sus mejores hombres. -Dijo otro capitán de Elliot-. Probablemente todavía están lejos de la ciudad.

Elliot asintió con la cabeza. Sí, El capitán Hendrick ahora mismo debería de estar acampando afuera justo mientras se dirige hacia aquí.

Seguramente tardaría un día en llegar, pero quién sabe. Quizás tarde una semana... un mes... un año... ¿O que tal nunca?

Poco sabían ellos que jamás volverían a ver al capitán Hendrick y a sus hombres. Todo por el exceso de confianza de Elliot.

Ahora había perdido el rastro de Arthur quien había decidido no visitar a Adela por un buen tiempo para evitar sospechas, tras enviarle el siguiente lote, ella leería una carta que explicaría su situación.

Ella maldijo a los Mallory por esto, pero luego se preguntó porqué exactamente si sus negocios no habían cambiado para nada. ¿Acaso le gustaba que Arthur viniera a visitarla?

De hecho sí. Fuera de los negocios, Adela tenía a un joven bastante agradable con quién hablar y alejarse de los tratos y contraofertas por un momento. Gracias a los Mallory, ella volvería a su vida medianamente aburrida y monótona hasta que Arthur decida regresar.

Ella solo pudo suspirar con resignación.

...

De vuelta a Orley, todos trabajaban felices y contentos, más aun cuando vieron la llegada de su lider y salvador.

Una vez Arthur llegó vio el proyecto de la muralla e iba bastante bien. Con 600 personas trabajando, este muro estaría listo en poco más de un mes.

Arthur contactó a los 5 mercaderes y les dió rienda suelta para ir a comprar más esclavos, estos se emocionaron al ver que podían ser de ayuda así que cada uno tomo su carro y partió con una pequeña escolta.

Todo el metal que tuviera la cresta de los Mallory fue enviado a André para que lo fundiera y aprovechando esto, Arthur fue a ver cómo iba André con las armas de fuego.

Había terminado ya una, pudo haber hecho un par más pero este era el propio que solo Arthur podía y sabía usar.

Aunque André lo fabricó, tenía una muy vaga idea de cómo funcionaba. Así que una vez más tuvo que escalar la maldita montaña con Arthur solo para hacer uno o dos tiros para luego volver a bajar la maldita montaña.

-Huff... Huff... Huff... -Respiró André.

Arthur se rió del viejo y este le sacó un dedo medio.

Estaban entre familiares, aunque respetaban a Arthur y lo veían como un amigo cercano, estos podrían decirle insultos en su cara y Arthur sabría que no es cierto.

-¡Más te vale que está mierda valga la pena! -Gruñó André ante la risa burlona de Arthur.

-Lo mismo digo, amigo. -Dijo Arthur.