Capitulo 85

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Emilia suspiró cuando se dió cuenta de que las palabras de Arthur eran ciertas, escapar era imposible.

No solo habían muchas patrullas, el muro era impenetrable. En su vida había visto una puerta similar, completamente sellada y con un mecanismo complejo. La puerta era tan pesada que se podían escuchar las cadenas y engranajes con cada centímetro que se movía.

Prácticamente era la bóveda de un banco a escala medieval.

Paseando por los muros, Emilia tuvo una gran vista de una buena parte de Orley. Se sintió maravillada por la vista y al mismo tiempo compleja por disfrutarlo.

—Es tonto contenerse, mi Lady. Si lo disfruta y quiere sonreír, sonría. Entre más pronto se acostumbre mejor después de todo, ¿quien sabe por cuánto vaya a estar aquí? —Dijo Faila.

—¿Quien disfrutaría de algo siendo prisionera? —Emilia desvió la mirada y continúo caminando.

Faila solo sonrió y negó con la cabeza antes de seguirla.

—Que bipolar... —Murmuró Faila.

Hacia tan solo un rato parecía sentirse mal por Adela, observaba secretamente maravillada lo bien construida que estaba la ciudad, apenas podía contener el placer que sentía su paladar con la comida local.

Pero justo ahora cuando le dieron vía libre para ser como ella quiera, desvío la mirada y comenzó a actuar como princesa engreída y arrogante, fingiendo sentir asco y odio hacia este lugar y quienes lo representan.

—Oh, bueno. Al menos no molesta a nadie y no hace berrinches. —Pensó Faila.

...

Luego de su cita con Arthur, Adela se reunió con Liliana para disfrutar de una agradable charla y un buen té.

Mientras tanto, Arthur se reunió con Robert André y Salas el carpintero quien había estado estudiando esquemas y construcción de barcos.

—¿Cómo van las preparaciones? —Preguntó Arthur.

—¡Excelente! Implementar cañones en los navíos es una idea magnífica. —Mencionó Salas.

Robert asintió con la cabeza.

—Usar balas de cañón con cadenas para destruir los mástiles enemigos es sin duda una maldición. —Se burló Robert—. Si no pueden moverse serán comida para nuestras armas.

—Lamentablemente no tenemos hombres suficientes para crear una armada naval, pero por lo menos, entre 25 y 50 barcos será más que suficiente para defender nuestra costa. —Dijo Arthur señalando el mapa y mirando a Salas.

El carpintero ahora constructor de barcos asintió con la cabeza. La playa de Orley era el punto débil actual por lo tanto había que reforzarlo cuánto antes.

—Tambien, Robert. Quiero que le entregues esto a Volmer. —Dijo Arthur sacando un par de papeles.

En ellos estaba dibujado una especie de fortalezas y mejoras para el muelle, como cambiar la madera por piedra, torres con cañones para cubrir los navíos aliados desde tierra...

Ni siquiera mil barcos lograrían llegar a la costa sin antes hundirse.

—Si no te conociera, muchacho. Diría que estás paranoico. —André sonrió—. Pero es mejor prevenir que lamentar, ¿no? Prepararé otro lote de cañones lo antes posible.

Arthur asintió con la cabeza y le dió las gracias, luego cambió de tema.

—Comenzaremos a producir electricidad pronto. Hacerla no es un problema pero antes tenemos que conseguir almacenarla. De eso me ocupo yo, pero antes necesito que Volmer prepare la central eléctrica.

Rey De Reyes - Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora