Creí que me rechazarías

Capitulo 1:

"Eres mío"-Dijo mientras comenzaba a besarme, sentí algo muy caliente, su lengua estaba en moviéndose por toda boca.

Sentirlo seca no me desagradaba, era muy diferente a cuando besaba a otros, tenía la extraña sensación de querer más que un beso.

Su cuerpo comenzó a pegarse más al mío, cuando nos separamos por falta de aire, comenzó a besarme el cuello mientras volvía a decir: -"Solo mío"

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Desde hace mucho tiempo han existido diferentes tipos de razas entre ellas esta la de los hombres lobos, que se dividen en alfas los más fuertes, betas que son mas conocidos por ser leales a las alfas y los omegas la raza mas débil y preciada por su instinto maternal.

Así es yo pertenezco a esta raza, y voy en el último año de secundaria, mi nombre es Daniel Mirch, fui abandonado en la puerta de un orfanato, que me crio hasta que termine la primaria y luego me independice, consiguiendo un empleo de medio tiempo en una cafetería, tenía una vida tranquila, y tenía muchos amigos, aunque... no siempre fui feliz porque tenía que ser perfecto en todo.

Y fue así por cuatro años, hasta que cumplí la mayoría de edad y todo se vino abajo...

***

-Punto de vista de Daniel:

Hoy es mi gran día, por fin cumpliré 18 años y tendré mi primera trasformación de lobo, aunque sea un beta quiero poder conocer a mi mate (Pareja destinada).

Era de mañana, me acaba de despertar, sin embargo, no quería levantarme pero en eso recuerdo que ya estoy un poco tarde para ir a la secundaria, sin tener más opción me levante de un salto y fui rápidamente al baño para darme una ducha.

Después de terminarme de duchar sali del baño con una toalla que cubría la parte inferior de mi cuerpo, decidí vestirme lo mejor que pueda por hoy, escogiendo un pantalón yin negro, un polo blanco, una casaca negra y unos tenis blancos.

Al mirarme en el espejo, me sentí muy satisfecho, tengo que admitir que me veo muy bien con mi cabello negro, piel blanca, unos ojos de color azul y unos labios rojos bien formados, aunque me gustarías ser un poco mas alto, aun así, tenia un aire un tanto elegante.

Después de admirarme por un rato más, recordé que ya iba y comencé a salir apresuradamente, ya era un poco tarde, por lo que decidí ir sin desayudar, tuve que correr desenfrenadamente por la calle, por suerte no vivía muy lejos de la secundaria.

Al llegar al salón, abrí la puerta sin tocar, encontrándome a mi profesor asiendo clase, me quede paralizado hasta que el maestro noto mi presencia en la puerta, sin decir nada me miro en silencio por un rato luego dijo- "...Tome asiento"

Avergonzado fui al último asiento de la esquina junto a la ventana, y la clase continuo, no pude evitar distraerme, no pude evitar pensar en como será mi lobo pero entonces...

Escuche unas risas y al levantar la mirada note que eran mis mejores amigos Cristian y Karen, quienes al darse cuenta que los observaba, me sonrieron y levantaron la mano para saludarme, yo respondí igual, pensando que no probablemente no se estaban riendo de mí.

Paso un tiempo hasta que llegó la hora de almorzar, sonó el timbre y la clase termino, pero antes de salir del salón muchos de mis amigos se acercaron a felicitarme por mi cumpleaños.

Después de eso mis mejores amigos y yo fuimos a la cafetería a almorzar, ellos siempre me acompañaban, se podría decir que éramos inseparables, y les tenia mucha confianza.

Al iniciar la ultima clase de la tarde, comencé a sentirme demasiado raro, todo mi cuerpo dolía y estaba ardiendo en fiebre, no podía dejara de sudar, mi tez se volvió pálida y en eso el profesor se acerca a mi preguntando con calma – "¿Se siente mal?"