-¿Mi señor Arthur, los bandidos ya se fueron? -Preguntó una señora.

-Sí, no volverán en mucho tiempo. -Respondió.

-Mi señor, tenga. -Un niño me entregó una canasta de frutas.

-Gracias, pequeño Simon. -Sonrió Arthur.

¿Cómo podría Arthur no saber los nombres de su gente? Es cierto que habían muchos, pero en caso de que se le olvide, sobre sus cabezas podía ver el nombre de cada quien siempre y cuando esté le sirva.

Liliana y Winston observaron con asombro como la gente trataba a Arthur, Liliana incluso se sintió un poco celosa, ¿No era así como ella quería ser tratada? Eso la hizo sentir algo deprimida, pero Winston a su lado le recordó su objetivo.

En cuanto llegaron al centro del pueblo, Arthur y los demás se bajaron de sus caballos. Los aldeanos se reunieron a su alrededor puesto que tenían interés por estos caballeros.

-Todos, sé que normalmente no tenemos invitados, pero está es una ocasión especial. -Dijo Arthur y señaló con su mano a la princesa-. A mí lado se encuentra la princesa Liliana Lancaster y sus hombres.

Todos se miraron entre sí perplejos una vez descubrieron que se trataba de la princesa infame, Liliana se sintió insegura cuando comenzó a escuchar los murmullos de la gente.

-¡AJÁM!

Todos miraron a Arthur cuando obviamente alzó la voz para interrumpirlos.

-La princesa y sus hombres amablemente nos ayudaron con los bandidos en cuanto escucharon los ruidos de batalla, gracias a ellos ganamos sin baja alguna. -Dijo Arthur-. Espero que todos ustedes le muestren el respeto y amabilidad que se merece como princesa y nuestra aliada en el combate anterior.

Tanto Liliana como sus hombres miraron a Arthur con perplejidad, ellos no tuvieron nada que ver con el combate pero aún así este estaba dándoles parte del crédito.

Las personas comenzaron a aplaudirle a los caballeros y la princesa, está miró a Arthur con asombro.

-Pero si nosotros no...

-¿Quiere que la gente deje de tratarla con desprecio? -Preguntó Arthur.

Liliana asintió con la cabeza, sonrió suavemente y saludó a las personas.

-Su majestad, tenga. -Se acercó una niña con su padre.

Está traía una canasta de frutas en sus manos.

-Estaba preocupado por mi hermano en cuanto escuché del ataque, muchas gracias su majestad, por haber venido a ayudar. -Dijo el padre de la niña.

-N-No fue nada, es mi deber como princesa velar por la seguridad de mi gente. -Respondió.

Su honor le decía que no, pero su corazón le decía que sí. Por su bien, decidió seguir su corazón. Winston miró a Arthur e inclinó ligeramente la cabeza en agradecimiento.

Por primera vez, los hombres sintieron el aprecio de los civiles. Solo por ser seguidores de Liliana eran despreciados y tachados como monstruos.

-Está bien, ya todos pueden volver a sus hogares. Descansen un poco y coman algo. -Dijo Arthur.

Todos comenzaron a dispersarse, Liliana vio la canasta de frutas en sus manos, hace tiempo Arthur había encontrado semillas de manzano.

El árbol aquí era extraño, tardaba en crecer y dar frutos en 3 o 4 meses en vez de 3 o 4 años como es normal. Ya había algunos naturalmente sembrados así que Arthur había ordenado que se sembrarán más usado sus semillas. El próximo mes darán frutos.

Rey De Reyes - Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora