-Ehh, sí, correcto.

-¡Déjalo pasar! -Se levantó de repente.

...

Adela se encontraba sentada con las piernas cruzadas, su actitud no difería de la de una reina fría e inexpresiva.

El joven frente a él era Arthur. Al verla con esa actitud, una sonrisa burlona apareció en su rostro.

-¿Qué? -Preguntó Adela al ver su sonrisa.

-Nada. -Se burló.

Había escuchado los quejidos de Adela desde abajo, se sorprendió un poco cuando la escuchó gritar pero pudo pensar cuál era su frustración.

Al colocar el forro de cuero sobre la mesa, Adela supo de inmediato que había dentro y sus ojos brillaron, Arthur puso una sonrisa de oreja a oreja y ella disimuladamente se acomodó en su asiento.

-Por favor, no necesita ser tan reservada. -Se rió arthur.

-No sé de qué hablas. -Dijo Adela con el ceño fruncido.

-¿Y como explicas eso? -Señaló Arthur la pila de cartas- No creo que sea por mi sal.

Adela miró la pila de cartas sobre su escritorio, la llegada de Arthur fue tan repentina que había olvidado esconderlas.

Adela suspiró pesadamente, su máscara de mercader rica se cayó por completo por un joven apenas si tiene poco más de la mitad de su edad.

-¿Me volví vieja para esto? -Pensó para sus adentros.

Ella miró a Arthur.

-Tú, mocoso desvergonzado... -Gruñó-. Mi nombre está en riesgo por tu culpa.

Arthur levantó ambas manos.

-Solo vine a hacer negocios, ¿Cómo podría ser mi culpa? -Dijo fingiendo culpa.

-¡No te hagas el inocente! -Lo señaló-. Sabías el potencial de tu producto y fingiste no saberlo, ¡Estuviste jugando conmigo todo el tiempo!

¿Cómo podría Adela no saber que Arthur había traído sal solo para que también aceptará su otro producto?

-¿Que los negocios no funcionaban así? -Sonrió.

Adela suspiró, no podía refutar eso.

-Honestamente, el trato que hicimos fue bastante justo... aunque pudiste haberme presionado un poco más. -Se burló Arthur.

-¡E-Este mocoso...! -Pensó ella.

Arthur negó con la cabeza la miró por unos segundos antes de inclinarse ligeramente.

-Me disculpó por los problemas que le he causado, lamento no poder cubrir la demanda que se le ha generado pero estoy muy corto de personal y recursos. -Dijo Arthur.

Adela suspiró.

-Al menos es sensato y educado... aunque algo bromista... -Pensó ella.

Adela hizo un gesto con su mano marcando así el cambio de tema.

-En fin, ¿tan difícil es hacer papel? -Preguntó ella.

-No solo eso, sino que también me falta mucha mano de obra, tengo a 500 esclavos dedicándose a ello. -Arthur fingió cansancio, claramente mentía.

Adela abrió los ojos.

-500 esclavos para un lote tan pequeño... -Murmuró ella.

Adela también se había preguntado cómo Arthur pudo haber conseguido 500 esclavos, mirándolo de cerca, a parte de ser apuesto no sobresalía en muchos aspectos visuales. No parecía rico ni mucho menos noble.

Rey De Reyes - Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora