Rubia, ojos azules, traía puesto un vestido naranja y marrón, algo ostentoso, digno de la nobleza. Traía puestos también unos guantes de algodón blanco.

Ella parecía tener al menos 30 años, Arthur había escuchado de sus hombres que era una belleza pero él no esperaba nada como ella.

Sus rostro parecía el de un ángel aunque su mirada fuera la de una fiera astuta, su inexpresividad le daba un toque de misterio bastante atractivo. Pero no solo su rostro era hermoso, su cuerpo también lo era.

Era sorprendentemente delgada para el tamaño de su busto y la anchura de sus caderas.

-Hmm... No te conozco. -Dijo luego de analizar a Arthur.

-Buenos días, señorita. -Dijo arthur ignorando su comentario.

Ella le hizo señas para que se sentara.

-Eres más joven de lo que esperaba.

-Y usted más hermosa de lo que me contaron.

Ambos se miraron a los ojos, como si intentara ver las intenciones del otro.

-Hmm... Joven y hablador. -Dijo.

-Me educaron para ser amable con las damas, en especial de la nobleza. Soy Arthur por cierto, es un placer conocerla-Mencionó.

-Adela Greenhart -Dijo haciendo énfasis en su apellido-. Aunque creo que ya lo sabes.

Ella miró el forro de cuero en las manos de Arthur.

-Vayamos a los negocios, pero antes quiero hacerte una pregunta. ¿De dónde sacaste la sal? -Preguntó mirándole a los ojos.

Arthur se acomodó en su asiento y negó con la cabeza.

-Si lo que quiere preguntar es si fue robada, la respuesta es no. -Dijo-. Solo diré que descubrí un método para fabricar sal, en vez de extraerla de una mina.

Adela frunció el ceño.

-Eso es imposible, ¿fabricar sal? ¿En serio?

-Muy en serio. -Dijo Arthur, luego señaló la bolsita de sal-. Ahí está la prueba, es diferente a la sal de roca, está es fina como la arena, ligera como el polvo y blanca como las estrellas.

La sal de roca que vendían no era tan blanca debido a las impurezas de la tierra, la sal de mar puede variar de color pero tiende a ser blanca, pero puede incluso a llegar a ser de color rosa, gris y demás.

Aunque Arthur exagero un poco con que parecía polvo.

-Hmm... ciertamente es algo diferente a la sal que conozco... -Dijo ella-. ¿Cuánta piensas vender?

-Solo tengo 5 sacos de sal. -Dijo-. Pero antes de hablar de precios me gustaría enseñarle algo que podría facilitarle mucho el comercio.

Adela frunció un poco el ceño, Arthur abrió el forro y sacó un trozo de papel, luego se lo entregó a Amelia.

-Hmm... Interesante. ¿Que es? -preguntó.

-Yo lo llamo papel. -Dijo.

-se parece un poco al pergamino. -mencionó ella.

-En pocas palabras eso es. -Dijo, luego sonrió-. Pero mejor.

Adela lo miró, Arthur tomó otra hoja de papel y comenzó a explicarle.

-Esto de aquí es 10 veces mejor que el pergamino. Es más ligero por lo tanto fácil de transportar. -Dijo.

Arthur comenzó a doblar el papel bajo la atenta mirada de Amelia.

-Es un poco difícil de hacer esto con el pergamino actual pero creo que esto le va a interesar. -Dijo con una pequeña sonrisa-. ¿Tiene tinta?

Ella señaló un tintero en el escritorio, Arthur lo tomó y en otra hoja de papel comenzó a escribir.

-No pareces un noble, ¿cómo es que sabes escribir?

Arthur solo sonrió y terminó de escribir, había hecho una carta con un papel e introdujo la nota en su interior, luego se lo entregó a Adela.

-Si pone un poco de cera en el medio, la carta estaría lista para ser enviada a quien quiera. Cómo dije, es más ligero que el pergamino y si lo usa de este modo es más compacto y fácil de ocultar o transportar.

Adela miró la carta, la abrió y sacó la nota de su interior, mientras lo hacía entendía a la perfección lo que Arthur quería decirle.

-Interesante... -Dijo, aunque ignoró el contenido de la carta.

Arthur solo había escrito que Adela tiene lindos ojos, ella quería burlarse de él por eso pero se mantuvo profesional.

-¿Entonces que opina? -Le preguntó.

-Me interesa el producto, aunque es complicado discernir el valor de un objeto que nadie conoce. -Dijo.

-Eso lo entiendo perfectamente, pero conozco el valor de mi producto y ambos sabemos que, en grandes cantidades, fácilmente superará al pergamino. -Explicó Arthur.

-Tu lo dijiste, en grandes cantidades. Pero estoy segura de que tú capacidad de fabricación es... escasa. -Dijo mirándolo a los ojos.

Arthur sonrió.

-Tiene razón. -Dijo-. Pero eso solo hace las cosa muuuucho más interesantes.

El todo de Arthur se volvió seductor en el sentido de los negocios no del romance, Adela lo miró atentamente mientras Arthur explicaba.

-Es sencillo, ¿a menor fabricación mayor demanda, verdad? -Preguntó él.

-Correcto.

-Entonces, ¿que pasaría si una sola persona fábrica un recurso con alta demanda? -Preguntó.

-Dos cosas, la producción sería excesivamente escasa para lo requerido.

-¿Y la segunda? -Sonrió Arthur.

-Que el fabricante se estaría bañando en oro. -Dijo Adela con una ligera sonrisa-. Creo que entiendo a lo que quieres llegar, ¿Pero eso en que me beneficia?

-Creo que podemos llegar a un acuerdo interesante. -sonrió Arthur.

Adela estaba empezando a sentir que este elocuente joven era una versión masculina de si misma, muy atento a los negocios, elocuente y un poco interesante. Ella incluso estaba pensando que negociar con él era algo divertido.

-Entonces, yo fabricaré papel solo para usted por 1 año a cambio del 60% de las ganancias. - dijo Arthur.

-Eso es muy exagerado, te ofrezco el 30% por 5 años. -Adela negó con la cabeza.

-¿Que tal 50% por 2 años? -Sonrió Arthur.

-40%, 3 años. -Señaló con sus dedos.

-Hecho. -Sonrió Arthur.

La gran sonrisa de Arthur le hizo pensar a Adela que pudo haber sacado más beneficio pero ya había dado su precio.

Arthur quería reírse a carcajadas, si Adela supiera que el papel literalmente viene de los árboles estaba seguro de que gritaría del enojo. Arthur podía hacer tanto papel como quisiera y aunque no obtendría la mitad de las ganancias totales de Adela, era más que suficiente para su yo actual.

-Señorita Amelia, le aseguró de que este será el comienzo de una bonita relación. -Sonrió Arthur estrechando su mano.

-Hmph, Necesitaras mucho más que papel y sal para fomentar una amistad, joven Arthur. -Se burló Adela.

-Oh, créame. Algún día se reira a carcajadas al recordar este momento. -rió entre dientes.

Rey De Reyes - Volumen 1Where stories live. Discover now