-Señor Arthur, ¿y nosotras que haremos? -Preguntaron las otras mujeres.

-Honestamente, no quiero tenerlos a todos entrenando. -Respondió-. Pero tengo pensado hacer un huerto, ¿me ayudarían? -Preguntó sonriente.

Las damas asintieron con la cabeza, cualquier cosa era mejor que quedarse en casa.

...

-¡J-jefe! ¡jefe!

En un lugar parecido a un bar entró un hombre en pánico, los 8 hombres presentes se giraron hacia él, pero solo uno habló.

-¡¿Qué mierda pasa?! ¡¿Por qué tanta gritería?!

El hombre en pánico cayó sobre sus rodillas justo frente al que parecía ser el jefe, comenzó a relatar como hace poco fueron atacados en un bosque al intentar recapturar a los aldeanos escapados. Al escuchar eso, el jefe golpeó la mesa y maldijo.

-¡Inútiles! ¡¿No pudieron con un solo hombre?! ¡¿Maldita sea, para que les pago?! -El hombre se apretó el entre cejo.

-N-Nos tomó por sorpresa jefe, ¡era muy ágil! No me sorprendería si hubiese sido un caballero.

-¿Qué hace un maldito caballero en medio de un puto bosque vestido de civil? ¿Eres imbécil? ¡Ustedes lo que son es una mierda fácil de vencer! ¡Inútiles! -Dijo y después le dio una patada.

El hombre se pasó ambas manos por el cabello y suspiró, miró a todos y cada uno de sus hombres.

-Si las otras bandas se enteran de esto seremos la burla... Tú, inútil. Llévanos a ese bosque, con un poco de suerte encontraremos al malnacido. -Dijo el jefe

-S-Sí señor... -Dijo el otro acariciándose el rostro.

Esto fue 3 días después de que Arthur salvara a los aldeanos. Les tomaría al menos otros 3 o 4 días llegar al bosque.

...

Era de tarde, el olor a lluvia se hacía más fuerte a medida que el cielo se ennegrecía por las nubes, sentado frente a una hoguera estaba Arthur viendo como las chicas practicaban con el arco mientras Robert y Feyton practicaban juntos. Todos habían mejorado mucho al casi haber entrenado sin parar y más con la ayuda de Arthur.

Una pequeña sonrisa apareció en el rostro del peliblanco, agradecido por sus nuevos compañeros y este momento de paz.

-Grrr... -Comenzó a gruñir Ghost de repente.

Pero la paz nunca será eterna.

La sonrisa de Arthur desapareció, inmediatamente se levantó y tomó su espada para luego emitir un silbido. Aquellos que se encontraban trabajando o entrenando se giraron hacia él, sabían lo que esa señal significaba.

Alguien se acercaba.

-Por el este, ya saben que hacer. -Dijo Arthur serio.

Las 3 chicas y los dos hombres asintieron con la cabeza y se dispersaron, Arthur miró al resto de damas, estas asintieron con la cabeza y tomaron unos cuchillos rudimentarios que les hizo Arthur para luego ocultarse dentro de la casa.

Ellas se harían pasar por inofensivas para luego atacar en caso de que alguien entre. Luego de haberlo perdido todo lo que amaban una vez, preferirían dar la vida que volver a ser capturadas.

Arthur miró al cielo en cuanto las gotas comenzaron a caer sobre él, tomó un poco de aire y miró a Ghost.

-Vamos. -Dijo, el lobo ladró.

3 minutos después, los arboles estaban completamente empapados y la lluvia hacia charcos por todas partes. En alguna parte algo lejos de la base de Arthur, 9 personas se encontraban observando alrededor de un área en específico.

Rey De Reyes - Volumen 1Where stories live. Discover now