Capítulo 30 | Efecto Colateral

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Milton

Uno... Dos, tres ¡termine!

Respiración agitada.

Cincuenta flexiones para culminar el entrenamiento.

Son las cinco y cuarto de la mañana.

¡No hay nada mejor como empezar el día con una buena rutina de entrenamientos!

Agarro una toalla azul que estaba extendida en el respaldar de la silla de mi escritorio para secar mi sudor.

Tengo que ducharme antes de que empiecen las clases– dije en voz alta.

Pero lo cierto es que no había nadie en mi habitación que pudiera responder a lo que acababa de decir ya que cada profesor del campamento tiene la suya propia.

Sin embargo apesar de mi cercanía con la directora Mc.Donals no me dió una de las mejores habitaciones supuestamente para que no se extendieran los rumores sobre el supuesto romance entre ella y yo.

Pero ¿Por qué negarlo?

Nuestra historia de amor es lo que mantiene la llama de nuestra pasión.

Rio al pensar en ella.

A pesar de todo estuve totalmente de acuerdo con su decisión. Mientras menos nos relacionen el uno con el otro mejor. Sería menos peligroso.

Enrolló la toalla sobre mi cintura al haberme desprendido completamente de mi ropa. Antes de entrar al baño poso un momento frente al espejo.

Hago algunas posiciones resaltando toda mi musculatura, muestro mis biseps y triseps. Sin duda apesar de tener cincuenta y cinco años de edad me he logrado mantener en forma. Además las pocas canas que se han reflejado a los laterales de mi cabeza hacen que luzca mejor.

– ¡Espera Milton!– digo en voz alta sacudiendo mi cabeza. –Recuerda que a ella no le gusta cuando saco mi lado narcisista – rio al pensar en la querida directora.

Luego de esa pequeña acotación interna me dirijo al baño.

Mi uniforme militar está pulcro.

Planchado y tenido en un gancho de ropa.

Inmaculado.

Rápidamente me visto con el, me colocó mis botas negras y mi sombrero estilo boina.

Me vuelvo a ver en el espejo y vienen a mi todos los recuerdos de cuando prestaba el servicio militar, fueron uno de los mejores años de mi vida. Aunque también la temporada que me marco de por vida.

Ahora estoy acá, en un campamento de rehabilitación juvenil, haciendo lo que nunca espere hacer. Sin embargo se que esto es mucho más que cuidar a simples niños.

Tomo un fuerte y largo suspiro llenando mis pulmones y enderezando mi postura, colocó algunas insignias y broches de honor sobre mi uniforme.

Hago un saludo militar frente al espejo para proceder a salir de mi habitación.

Justo cuando voy a colocar mi mano sobre la manilla alguien del lado contrario de la puerta toca de una forma exagerada, la cuál hace que me sobresalté.

SUEÑOS: Un Mundo Desconocido (Mundo #1)[En Proceso]Where stories live. Discover now