Capítulo 2 | Roja

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Veo el aparato de mi muñeca y me tardo más de lo que es debido contando internamente para deducir que hora es según las manecillas. Se que debería ya saber leer este tipo de hora que no tienen ningún números pero se me sigue haciendo difícil.

Después de un par de segundos llegó a la conclusión de que son las siete y media de la mañana.

¡Aleluya!

Hago una victoria triunfal internamente porque yo solito pude llegar a esa conclusión, levanto la vista buscando en todo el lugar con emoción pero la pelirroja aún no ha llegado cosa que sin duda es muy extraña ya que ella siempre llega casi que con el conserje abriendo las puertas del colegio ganando la posibilidad obviamente de restregarme en la cara que llegó mucho antes que yo por mis largos baños de diva, así que sin duda hoy es el momento para darle una cucharada de su propia medicina —Sonrío por lo bajo mientras escribo algo en mi libreta —esto lo voy a disfrutar.

Presiento que hoy es el día donde los papeles se invierten.

Él salón sigue un poco vacío con la diferencia de cinco chicos a parte de mí, en una de las esquinas de atrás del salón esta Silvia Ramírez con sus audífonos con orejitas de gato y sus enormes lentes circulares, la música esta tan alta que puedo escucharla desde él otro extremo del salón pobres de sus tímpanos —Rio al pensar en eso —aunque no niego que la música puede ser muy buena compañía.

En los tres primeros puestos están Zack, Sammy y Eddie las joyitas del salón, mejores amigos desde siempre y muy problemáticos, tanto así que si no me equivoco en este mismo instante están hablando de Silvia, lo noto al ver como susurran entre si y voltean en su dirección cosa que la chica no parece detectar, además se que Sammy la odia e incluso en los pasillos le hace bullying con ayuda de sus dos amigotes.

Un trío de babas cómo le decimos Roja y yo.

Solo esperó que algún día alguien pueda cobrarle todas las cosas que le hacen a los demás, digamos que de cierto modo incluso las que nos han hecho a nosotros, ambos sabemos ignorarlos o bueno yo convenzo a Roja de hacerlo, ella tiene un caracter algo explosivo podría decirse, tal como las llamas, como su color, rojo intenso, tal como el poder de una explosión.

Sigo detallando los alrededores ordinarios de aquel salón promedio de un curso de último año, al frente en el escritorio está Martín quién es el genio del salón representante de nuestro instituto en grandes decatlones y competencias científicas importantes, sin duda ese chico se graduará con honores. Lastima que las grandes mentes son muy pocas y estás se ven marginadas por aquellas que se sienten amenazadas por tanto potencial, el caso de Martín no es la excepción.

El último toque de la campana se escuchó repicar y las últimas personas que estaban en los pasillos entran apresuradas a sus respectivos salones con la intención de no ser castigados por interrumpir una clase al llegar retrasados, entre esa masa de chicos que fluía al entrar pude verla y la sonrisa que adorno mi rostro al hacer contacto visual no pudo contenerse.

Preocupación.

Al menos esa fue una de las varías sensaciones que se apoderaron de mí al ver su rostro demacrado y cansado, parecía que tuviera una semana entera sin poder dormir sin siquiera una pequeña siesta, mis ojeras no se comparan en nada con las suyas ya que esas marcas violáceas estaban más incrustadas en su piel de lo que estaban en la mía, hacían contraste con el azul de su mirada.

Mi rostro se contrajo haciendo una mueca de pregunta lo cual ella interpretó muy bien aunque con la que me respondió me daba a entender que me explicaría luego.

SUEÑOS: Un Mundo Desconocido (Mundo #1)[En Proceso]Where stories live. Discover now