capítulo 33

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Capítulo 33
Luka Hauser
Una confesión.


Río con fuerza al escuchar las anécdotas que cuenta Brady de Mimi en la universidad.

──Ella está loca. ──Afirma. ──. Pero la amo.

──Ya somos dos. ──murmura su madre.

──Yo no estoy loca, sólo soy alguien feliz. ──Susurra, poso mi mano sobre su muslo para verla sonreír hacia mi.

Quisiera vivir en su sonrisa, juro que sería tan feliz como lo es ella.

──¿Por qué no trabajas de lo que te graduaste? ──Inquiero.

──He buscado pero la recesión económica ha causado despidos, no muchos están contratando en este momento. ──dice jugando con el vaso que lleva en sus manos. ──. Además me gusta estar en la floristería. Es un lugar feliz para mí. 

Lo sé pero me es inevitable que una idea se cruce por mi mente.

──Puedes trabajar para mí.

Siento todas las miradas puestas en mi.

──Lo digo en serio. Serías parte del equipo. Puedes encargarte de los medios o de mis redes.

──Yo no creo. ──dice con rostro perdido.

Un tristeza se instala en mi pecho.
──¿Por qué?

──Porque de verdad me gusta estar en la floristería, y no sé cómo me llevaría con Ignacio para serte sincera. ──dice posando su mano sobre la mía.

──Ignacio no será un problema. ──Murmuro hacia ella acercándome un poco más hacia su cuerpo.

Puedo notar como sus mejillas se tornan rosadas por mi cercanía, las miradas no se hacen esperar.

──Se ven muy bellos juntos. ──suspira Brady.

Mimi sonríe.

──¿Ya sabe que ha sido tu amor platónico por tantos años? ──Me giro hacia Brady.

La madre de Mimi se tensa, y todos vuelven su vista hacia quien tengo a un lado.

──Oh, creo que he metido la pata. ──Murmura Brady.

Mimi se levanta para irse a la cocina dejándome descolocado.

──¿Su amor platónico? ¿Cómo es eso? ──Inquiero hacia quienes tengo frente a mi.

Brady pasea su dedo por sus labios simulando que los sella, y Matilde niega.

──Yo no sé nada. ──murmura Matilde.

──¿Mimi? ──Llamo pero no tengo respuesta.

Arrastro la silla y la sigo dejando atrás los murmullos.

Consigo a Mimi sentada en el suelo de la cocina con Lola en sus piernas, eleva ligeramente su mirada, sus orbes azules se ven bellísimos detrás de sus lentes de pasta negra.

──¿Amor platónico?

──Brady está drogado. ──Sisea, me acerco a ella y me arrodillo para quedar a su altura, Lola viene hacia mis muslos. ──. Tal vez la cena tenía algo…

──Mimi, mírame a los ojos. Lo necesito.
Traga grueso y eleva su mirada. Adoro como destellan sus ojos al posarse en mi.

──¿Puedes explicarme lo que dijo Brady en medio de su trance por culpa de la comida? ──Mimi ríe bajito. ──. Ya sabemos que está drogado.

Ríe con más fuerzas y me contagio al instante.

──Fuiste y eres mi amor platónico.
Elevo mis cejas.

──¿Cómo así?

──Te he seguido por años. Te soñé desde siempre. Eras mi inalcanzable amor platónico. Ese amor con el que sueñas y crees que jamás podrá hacerse realidad. ──Susurra.

Trago grueso al escucharla, siento que el corazón se me dispara hacia la garganta al escucharla.

──Sabías quién era.

Asiente.

──Siempre lo supe. Hasta sabía dónde te estabas hospedando… yo era una de tus acosadoras.

Lola brinca hacia ella, y la abraza con fuerza.

Me siento a su lado.

──Tu amor platónico. ──Susurro.

──Si.

──¿Tienes posters de mi?

Tapa su rostro con ambas manos llena de vergüenza.

──No me hagas esto, Luka.

──Quiero saberlo.

──Si, tengo como ocho o quizás más. No lo sé.

Rozo con mis dedos su barbilla para hacer que me vea. Estamos tan cerca, tanto que siento que su aire es parte del mío.

──Así que sabes todo de mi carrera.

──Casi todo. No sabía un par de cosas. Eres muy perfeccionista y quisquilloso. ──Sonrío. ──. Y esta también lo de…

Suspiro al ver como calla.

──Lo de mi bebida.

No había pensado en el licor hasta ahora. He estado tan ocupado que hasta ahora es que mi mente lo piensa, y no tengo sed.

Sólo espero que siga así.

──Si.

──Puedo confesarte algo. Algo más… un secreto que tendrás que guardarme ya sabes por eso de las fantásticas que me tienen como su amor platónico. ──Susurro hacia ella.

Asiente, paseando su mano por el pelaje de Lola.

──Estoy enamorado.

Eleva sus pestañas.

──¿De quien?

──De ti. De ti, Mimi. De lo maravillosa que eres, de la luz que me impartes, y de tus bellos ojos. Te adoro mucho, y me encanta ser el dueño de tus sueños y ser tu amor platónico.

Se sonroja y la abrazo a mi cuerpo.

──¡Oh dios! No puedes decirme eso.

──Si puedo, y lo haré.  Cada que pueda. Tu eres lo que me imparte fuerza y voluntad para salir por una botella.

Se acerca a mi, junto su frente con la mía y rozamos ligeramente nuestras narices.

──Normalmente cuando uno confiesa algo, espera…

──Yo también te adoro. ──Suelta, sonrío.

Un motivo más.

Uno más para seguir sobrio.

Por ella.

──¿Entiendes lo que eso significa? ¿Lo que eso hace en mi? Mimi no voy a soltarte jamás.

──No quiero que lo hagas.

──Quiero ver esos pósters.

Ríe con fuerza y niega ocultando su rostro en mi cuello.

──No.

──Oh si… y quiero ver todo lo que tengas de mi. Todo. Adoro ser tu amor platónico.


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