capítulo 1

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Capitulo 1


Mimi Rosé.


Hipnotizada.



──¡Mimi! Llegarás tarde... ──escucho a lo lejos, gruño posando mi almohada sobre mi cabeza. ──. ¡Mimi!

Esto es una pesadilla.

──¡Mindre! ──grita la voz de mi madre con fuerza.

Ok, no es una puta pesadilla.

Me sobresalto dejando caer la almohada al suelo, detallo que la Luz del sol ingresa en mi habitación iluminando el rosa de las paredes y todo aquello que adorna mi habitación.

La puerta se abre abruptamente mi madre aparece con rostro de pocos amigos.

¿Cómo coño ha entrado?

──He usado la llave de emergencia. ──responde a esa pregunta que no deje salir. ──. ¡Carajos! Mira este desastre, Mimi...

Se agacha a recoger del suelo, mis peluches, mi ropa, y mis zapatos.

──¿Cómo es posible que vivas en estas condiciones?

Rodeo con mi mirada mi pequeña habitación. Ni yo misma lo sé.

──Si, ya se... ni tu misma lo sabes.

Gruño al escucharla, es como si leyera mis pensamientos, resoplo y salgo de mi cama colocando un pies en el suelo tocando algo suave con mis dedos, me sobre salto cuando el quejido de mi gata me hace saltar.

──Puta gata, me ha cagado. ──exclamo.

Mi madre me da una mirada de advertencia.

──Tienes 20 minutos para arreglarte...

Tomo a mi gata en mis manos, ella me odia y yo también a ella pero no podemos vivir la una sin la otra, intenta arañarme y la dejo en el suelo.

──Si, yo también te odio. ──mofo entrando a mi baño.

¡Mierda!

Mi reflejo es todo aquello que está mal.


Me quedo dormida con mis lentes, con una cola alta y estoy hecha un completo desastres.

──¡Mimi! 10 minutos.

Pongo mis ojos en blanco. Dios, ilumíname, ¿Por qué fue que le di una llave a mi madre?

Mierda.

Cepillo mis dientes, lavo mi rostro e intento arreglar el desastre de cabello que tengo... no es fácil domar.

Lo he intentado, lo juro.

Así que lo cepillo y vuelvo a recogerlo en una cola alta. Abro la puerta para encontrar mi habitación perfectamente arreglar, hasta tendió mi cama.

──¡Mamá!

──¿Qué?

──¿Dónde dejaste mi laptop?

──Donde debería estar... en tu escritorio. 5 Minutos, Mimi...

Bufo y corro rápido hacia mi pequeño escritorio, enciendo mi laptop y me voy rápidamente a su página de perfil para ver si ha subido algo pero no hay nada.

¿Se han enamorado de alguien que no sabe que existen?

Bueno, no se ustedes pero yo si, y estar pendiente de lo que publica me mantiene ocupada.

──¡5 Minutos!

Brinco del susto.

Cierro la laptop y la guardo en su pequeño bolso rosa, busca un par de jean rotos y me los coloco, tomo mi teléfono y salgo de mi habitación para dejarme sorprender con el maravilloso olor a café recién hecho.

Mi madre sale de la cocina, y me extiende una inmensa taza con café con leche. Mi boca se hace agua...

El aroma es alucinante.

──Hablé con Inés le dije que llegarías un poquito tarde. Un poquito, Mimi. ¿Qué estuviste haciendo anoche que te quedaste dormida?

Elevo mis cejas ante su pregunta, tomo todo el contenido de mi taza y se la regreso.

Bueno quizás... estaba stalkeando al amor de mi vida.

──Estaba... viendo televisión.

Bufa haciéndome reír.

──No sabes mentir, estoy casi segura que andabas persiguiendo por internet a ese chelista que tanto te gusta.

Me muestro indignada.

──¿yo?

──Mindre... ──hago cara de asco cuando dice mi nombre completo.

──¡Voy a cambiarme el nombre! ──chillo dándome media vuelta.

──Era el nombre de tu abuela, te amaba con locura. Deberías estar feliz de tenerlo.

──¡Es horrible, mamá!

Tomo mi bicicleta rosa con canasta blanca al frente. Subo a esta para ponerme a andar...

Me llamo Mimi Rosé, bueno en realidad mi nombre es; Mindre Rosé pero lo odio, suena a nombre de mujer mayor... tengo 23 años y trabajo en una floristería desde hace un par de meses en la ciudad de la gran Chicago, la famosa ciudad del viento.

Estoy graduada en Telecomunicaciones pero debido a la recesión que hay en estos momentos en la ciudad se me ha dificultado conseguir trabajo por ello mi madre habló con su amiga Inés para que me diera un trabajo, y la verdad es que lo amo.

Me gusta... Siempre me han gustado las flores, solía cuidar del jardín de mi abuela de pequeña y ahora trabajo en una hermosa floristería, no gano mucho pero me da para vivir...

Amo el rosa, amo las flores soy fanática empedernida de la música clásica, quizás soy algo torpe, un poco desordenada y también algo tímida, sin mencionar que estoy perdidamente enamorada de un hombre que ni sabe que existo, si, así como han leído, él no sabe que existo pero para mí él es el hombre de mi vida.

Mi amor platónico se llama; Luka Hauser un chelista profesional croata, él cuál sigo desde hace años... Puedo pasar horas viéndolo en cada uno de sus redes sociales, sé cuál es su comida favorita, su signo zodiacal, su color favorito.

Lo amo con locura, y algún día lo tendré frente a mi y se lo diré.

──Luka... yo soy la mujer de tu vida. ──grito frenando frente a la floristería.

──¡Mimi! Llegas tarde. ──habla Inés intentando abrir la Santamaría.

Bajo de mi bicicleta para ayudarla. La pobre es una mujer mayor que vive llena de achaques.

La pobre no puedo ni doblarse e intenta sola levantar algo que pesa mil piedras.

──Lo siento... estaba ocupada.

──¿Ocupada soñando despierta? Luka también te ama.

Ojalá. Rio al escucharla.

──Vamos es hora de entregar pedidos.

──Vamos.



Amor platónico Where stories live. Discover now