capítulo 28

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Capítulo 27
Mimi Rosé
Dudas.



Me quedo viendo un punto fijo mientras Luka devuelve todo lo que tomo, mezclo licor y al parecer eso no le hace nada de bien, paseo mi mano por su espalda en automático.

Y noto también que tú luz se está apagando.

Las palabras resuenan en mi mente, no creo que esté perdiendo mi luz, que esté perdiendo mi norte. El ayudar a Luka y estar para él no debería apagarme. ¿Por qué lo haría?

Luka se deja caer al suelo, y recarga su espalda en los azulejos de la pared de mi baño.

Lo detallo y no de mala manera, al contrario quiero buscar  luz en él, noto como el licor deja estragos en su físico cuando corre por su cuerpo pero sus orbes se mantienen chispeante y con una pequeña luz.

──Debería irme. ──Murmura, y niego.

──Vamos a bañarte.

──No, Mimi. No hace falta. ──Suelta.
Me levanto sin escuchar sus palabras, voy hacia a la ducha y abro la llave ignorando sus palabras, tomo uno de los cepillos de dientes que guardo en la gaveta y lo lleno de crema para él.

──Ven…

Me observa desde el suelo, no dice nada sólo se levanta como puede, toma el cepillo y se asea mientras yo entro a la ducha deshaciéndome de mi camiseta para esperarlo debajo del agua.
Necesito desconectarme.

Ingresa al cabo de unos segundos, Se marea un poco, y se sostiene de la pared, durmió y eso ha ayudado para que el licor se esfume.

──Me siento terrible.

Y no es físicamente, lo sé.

──No pienses en ello. ──susurro, el agua cae entre ambos, mi cabello se pega a mi espalda. ──. Un día a la vez, tu mismo lo dijiste.

──Debería pensar en internarme.
Tenso mi mandíbula.

──Haz lo que creas necesario. Yo voy a apoyarte en lo que decidas.

──Siento que te estoy destruyendo, no es justo contigo, Mimi.

Ignoro su comentario, me abrazo a su cuerpo. No voy a enfocarme en algo que no creo que sea cierto, voy a enfocarme en que él me necesita y que yo pienso estar a su lado.

El agua hace justo eso que tanto necesito, y que sé que él también.

Abandonaría todo si viese en sus ojos que no quiere sanar, pero al verlo noto que es algo que en realidad desea.

Luego de un rato en el cual los dos en un momento tierno de intimidad nos duchamos, Luka se acuesta en mi cama ya acomodado, se ha tomado un analgésico para la resaca y salgo de mi habitación dejándolo allí para encaminarme a la cocina.

Puedo notar el sol que comienza a salir en la ventana de mi cocina, me quedo rato mirando hacia ese pequeño punto en el cielo que comienza a llenarse de luz con una linda gana de colores.

Lola se sube a la encimera, y se despereza.

──¿Mala noche también? ──Inquiero paseando mi mano por su cuerpo lleno de pelos.

Se deja acariciar y lo agradezco porque justo ahora necesito descargar lo que siento.

Lame mi mano y sonrío dejando que una pequeña lágrima corra por mi mejilla.

──¿Por qué venimos a este mundo a sufrir, Lola? Ayúdame a entenderlo. Pasan cosas tan injustas, tan horribles con quienes menos lo merecen. El cielo debería estar protegiéndonos, ¿No? Así como nos muestra su belleza, debería… mostrar piedad.

Abrazo a mi gata y la pego a mi pecho buscando calmar mi alma, esa misma que está sufriendo por alguien que se daña en busca de calmar los demonios que lo persiguen con nombre de pasado.

Seco mis lágrimas cuando escucho un leve ruido, dejo a Lola en la encimera blanca y me pongo a buscar el café, la canela y el azúcar entre mis gabinetes.
Luka aparece con los ojos rojos, tiene el cabello hecho un desastre pero eso no le quita nada de su atractivo, va sin camiseta y solo con su pantalón.

──¿Café?

Asiento oprimiendo mi pecho.

──Deberías dormir un poco. ──Niega sentándose en una de las sillas que se encuentran en mi pequeña isla.

──Solo lo haré si te acuestas conmigo.

──Déjame hacerte café, y nos acostamos. ¿Te parece?

──Me parece.

Me pongo en lo mío para luego perderlo de vista por un instante porque lo consigo con mi jarrita para regar las plantas parado frente a estas. Lo observó desde la distancia mientras el café de cuela en la cafetera.

Empieza a regarlas tal y como suelo hacerlo mientras les habla sobre lo bellas que se ven.

No pierdo las esperanzas, y no la haré jamás.

Se enfoca en Mimi, y hace algo que me derrite por completo, empieza a pedirle disculpas.

──Discúlpame por no atenderte como debería, se supone que debo cuidarte y siento que solo estoy logrando es que te marchites.

Giro su rostro hacia mi.

──No quiero que te marchites por mi culpa.

Lola tumba algo haciendo que ambos rompamos el contacto visual, me cercioro que ella esté bien, y me yergo para servirle el café a Luka.

──No voy a marchitarme.

Le extiendo la taza rosa la cual es su favorita.

──Si veo que te hago daño, me iré. No es sano para ti.

El Solo pensarlo me genera una presión en mi pecho enorme.

──Ya no hables, sólo toma tu café. No digas cosas sin sentido, Luka.

Amor platónico Where stories live. Discover now