capítulo 9

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Capítulo 9
Luka Hauser
Dolor.

──¡Luka! Párate. Es hora. ──Insiste  Ignacio haciendo eco en mi cabeza. ──. Luka, tienes que pararte.

Mi cabeza está hecha un desastre, tengo pesadez, dolor de cabeza y me siento agotado.

Agua helada cae sobre mi cuerpo, me despabilo saliendo de mi cama y grito con todas mis fuerzas haciéndole frente a mi manager que me observa elevando sus manos.

Traga grueso.

──Lo siento pero tienes que pararte. ──dice en tono conciliador.

──¡Maldita sea! ──gruño pasándole por un lado para ir directo al baño, cierro la puerta con todas mis fuerzas.

Tomo una toalla para secar mi rostro, tengo el rostro hinchado, incluso mis ojos están rojos.

No se a que hora me quedé dormido, ni siquiera recuerdo haberlo hecho. Cepillo mis dientes, e intento arreglar mi cabello para salir a la habitación y ver a Ignacio votando todas las botellas en una bolsa negra.

──Allí está el traje. ──dice sin voltearse a verme. ──. No pensé que te las tomarías todas anoche.

No digo nada, voy directo al traje negro que permanece colgado en mi clóset abierto.

──¿Café?

Cuando pregunta eso, mi mente va directamente al café que saboree en casa de la secuestradora…

Eso sí era un café de verdad.

──El café de aquí es un asco. ──Susurro dejando salir mi voz ronca.

──Ok. Los analgésicos están en la mesa con un zumo de naranja y el café asqueroso. Vístete es hora de irnos.

Sale con la bolsa de mi habitación, va a ocultar la cantidad de licor que tome anoche antes que vengan a hacer la limpieza.

Me visto sin mucho afán, no es que esté animado por salir de la habitación y la verdad es que no quiero hacer esto.
Desde que llegué a Chicago mi ingesta de licor ha aumentado con creces…

No se no siquiera que hora del día es, Sólo se que camino y existo por inercia, y debo terminar esto rápido para irme de aquí lo más pronto posible.

Empiezo a hacer el nudo de mi corbata, recuerdo con nostalgia mi primer recital.

Se supone que los padres deben enseñarle a sus hijos cosas simples de la vida, como por ejemplo; Un nudo de una corbata.

Debía llevar un traje, mi madre con lo poco que ganaba fue a una tienda de segunda mano, y me compro un traje gris un poco usado pero yo lo vi perfecto cuando lo saco de la bolso para mostrármelo en mi habitación.

Su sonrisa… su sonrisa al ver mi agradecimiento es algo que jamás olvidaré.  Su rostro iluminó mi habitación.

Me ayudó a vestirme, e intento hacer el nudo de la corbata junto a mi, no nos salió bien.

Quise pedirle a mi padre ayuda pero solo recibí burlas de su parte al notar el traje. De él no aprendí nada, no me enseñó nada que un padre debería enseñarle a su hijo.

Fue mi madre quien pidiendo ayuda de los vecinos aprendió a hacer nudos, y me enseñó luego… por supuesto, el pedir ayuda le salió caro. Él pensó que ella estaba coqueteando, ella solo quería que su hijo se sintiera bien, que su hijo pudiese hacer el nudo de una corbata sólo, que su presentación fuese perfecta, y lo fue…

Lo fue porque ella estaba allí, con una pequeña marca en sus labios por el golpe que él le dio pero sonriendo para mí.
Se levantó orgullosa y con los ojos llenos de lágrimas, y eso fue el impulso en mi vida.

Amor platónico Where stories live. Discover now