capítulo 21

249 72 9
                                    

Capítulo 21
Mimi Rosé.
Caída.

Fue poco lo que pude dormir, y ahora mismo estoy parada al borde de la cama observando a Luka.

Parte de la madrugada la pasó murmurando cosas que me hacen ver que lo que vivió de niño fue horrible. Y aunque duele que haya roto una promesa su dolor es tan palpable que puedo entender el porqué lo hizo.

Solo quería silencio.

Arropo su cuerpo, y termino de arreglarme, Brady me trajo algo de ropa anoche, así que dejo su camisa en el clóset, y guardo lo que traía en una bolsa.

Escucho que tocan la puerta de la habitación, y me encamino rápido para evitar que Luka despierte.

Una señora muy amable me sonríe con un carrito lleno de comida, y una inmensa jarra de café.

──Servicio a la habitación.

──Si, gracias. ──Susurro, abro más la puerta, y le permito pasar.

Pedí desayuno para dejarle todo a mano.

La señora sirve en la mesa todo aquello que pedí en silencio, y no sé si debo darle algo así que busco en mi bolso un par de billetes y se los extiendo cuando termina.

──Gracias. ──Susurro.

Niega.

──No se preocupe. Que bueno saber que tiene alguien que lo cuide. ──Musita llamando mi atención. ──. Desde que llegó…

Calla, y ladeo mi rostro.

──¿Desde que llegó?

──Lo siento, no puedo.

Extiendo mi mano hacia ella, posándola sobre la suya.

──Por favor…

──El bar se ha tenido que llenar casi todos los días, bajo órdenes de su manager. ──Dice y siento que ardo. ──. Y, luego de que eso pasa el señor Hauser se queda todo el día encerrado.

Trago grueso.

──Por favor, no vaya a decir nada.

──No lo haré, pero… quiero su ayuda. ──Musito con su mirada en mi.

Tiene un rostro agradable, y la verdad noto que le preocupa la situación.

──Dígame.

──¿Podríamos vaciar el bar? ──Inquiero. ──. Igual creo que ya no quedan muchas botellas…

Desvío mi mirada hacia ese punto.

──Si. En seguida.

La señora va hacia el bar, y yo me encamino hacia la habitación para cerrar la puerta y evitar que Luka se despierte, luego de ello empiezo a ayudar a la señora en total silencio.

Ninguna dice nada.

Al terminar, ella se marcha con el carrito y un par de botellas de licor, tomo mi bolso y reviso que todo esté en su sitio, me consigo una pequeña libreta y dejo en esta una nota junto a la jarra de café.

Toma mucho líquido.

No escribo más nada, ni siquiera me molesto en firmar, y salgo de la habitación directo hacia el elevador, me siento pesada… Y triste.

llego al lobby y la idea de que Ignacio le haya ofrecido licor ayer ronda por mi cabeza con insistencia.

Escribo un mensaje a Inés mientras camino a recepción notificando que llegaré un poco tarde, responde con un carita sonriendo.

Camino pasando justo frente al restaurante donde sirven el desayuno a los huéspedes y la voz de alguien llama mi atención, me detengo abruptamente. Ignacio está con una rubia sentado en una de las mesas desayunando felizmente.

Hijo de…

El aire en mi entorno se vuelve pesado y caliente, entro al restaurante y me acerco con determinación hasta donde se encuentra.

──Buenos días. ──Suelto haciendo que ambos eleven su mirada hacia mi.

──Mimi… que sorpresa. ──Farfulla con una sonrisa que me asquea.

──Si, lástima que no pueda decir lo mismo. ¿Por qué lo hiciste?

Recarga su espalda en el asiento, y limpia la comisura de sus labios con la servilleta de tela que yacía en su regazo.

──¿Hacer qué? ──Inquiere con cinismo.

No voy a exponer a Luka en frente de nadie.

──Déjanos solos. ──musito a la rubia que me observa.

Posa su mirada hacia Ignacio, y este asiente. La mejor con pinta de arpía se levanta y me sonríe antes de irse, moviendo sus caderas de un lado a otro.

Me siento donde ella estaba y anclo mis codos en la mesa.

──Le diste licor.

──¿Yo?

──Si tú. ──Afirmo. ──. Lo sabes, lo llenas de algo que lo hunde y lo mata. Estás poco a poco dejándolo sin alma. No es sano lo que le haces.

Se acerca a mi.

──Tú no conoces a Luka como lo hago yo. Tengo 10 años trabajando para él, y le doy lo que me pide.

──Le das lo que te permite controlarlo. ¿crees que soy idiota? ──Reprocho.

──¿Controlarlo? ──Ríe con cinismo. ──. A Luka nadie lo controla, todo el equipo que trabaja para él, sabe lo que necesita para seguir, y tú pequeña idiota no sabe lo que pasa por su cabeza.

Mi cuerpo se tensa.

──Lo sé. Lo sé mejor que tú.

Bufa.

──¿Te ha contado como fue su vida? No lo ha hecho. ¿crees que porque tienes un par de días conociéndolo sabes todo de él? Ja, lo dudo. Te digo algo; sé que eres una fanática loca que cree que va a durar con él toda la vida. No es así… no le gusta Chicago, y te vas a quedar aquí llorando por él, mientras el gran Luka Hauser sigue su vida por el mundo.

Cierro con fuerza mis puños.

──No voy a dejar que lo destruyas.

Hace hacia atrás la silla, y se levanta, se inclina hacia mi y quita un mechón de mi cabello de mi rostro me alejo en cuanto puedo.

──Él que le abras las piernas, no te asegura nada… y otra cosa, ya no queda nada por destruir en él.

Lanza la servilleta a la mesa, y se marcha para luego extender su mano hacia la rubia que me da una mirada llena de asco, y salen del lugar.

Las lágrimas se acumulan en mis ojos, me siento atada de manos.
Me duele, me duele mucho no poder sanar sus heridas, me duele horrible no poder borrar sus malos recuerdos.

Un mesonero se acerca al notar que estoy llorando, y me ofrece un pequeño pañuelo.

──Gracias…

Su sonrisa es cálida, y su mirada azulada está llena de preocupación.

──¿Todo bien?

Niego pero contengo las lágrimas.

──Pero lo estará. Confío que así será. ──Sonríe a medias.

──Eres una persona faro. ──Musita poniéndose de cuclillas para que enfoque mejor mi mirada en él.

Tiene un aura ligera.

──¿Cómo así?

──Eres esa clase de persona que tienen una vibra intensa, brillante, única y que llega a muchos otros. Iluminas la oscuridad de almas… guías con tu luz.

Sus palabras llegan a mi corazón.

──Gracias…

──No permitas que nadie te apague. ──me guiña un ojo y se levanta al notar que su jefe lo observa en la distancia. ──. Hasta pronto.

Se marcha, y me levanto notando en la distancia como lo regañan, intento acercarme para evitar que siga en esa situación pero desaparecen antes de que llegue.

Me devuelvo, y me quedo parada en medio del lobby pensando si debo irme o quedarme…

Si es sano que lo abandone, si estará bien que despierte sólo.

¿Qué hago?

Quiero ser una guía entre su camino lleno de sombras, quiero ser su faro…

Amor platónico Onde histórias criam vida. Descubra agora