LA INVITACIÓN.

33 11 67
                                    

LILYBETH DIAZ.

Hoy ha sido un día difícil, me ha costado mucho poder tomar una decisión, pero al fin me atreveré a hacerlo.

—oye, ya escríbele, no me hiciste venir hasta tu casa para ver como te mortificas —dijo Yahel, molesta.

—no es tan sencillo —repliqué.

—te entiendo, pero entiéndeme también, tuve que cancelar una salida, sólo por venir a ayudarte.

—lo haré —afirmé convencida, aunque eso no significa que no me estoy muriendo de los nervios y vergüenza, ambas emociones mezcladas.

Y sí, estoy hablando de hacerle llegar la invitación a Steven, desde la última vez que lo ví, han pasado casi dos semanas, lo he estado evitando durante todo este tiempo, pero decidí no hacerlo más.

A parte de que debo cumplir con llevarlo a la iglesia.

También debo hablar con él, no voy a negar que es un chico bastante guapo, hasta hace unos días pensaba estar enamorada de él, sin embargo me dí cuenta, después del beso, que no siento nada por él.

Quizás solo fué atracción física, el punto es que no sentí nada cuando me besó, y lo peor, me sentí mal con Dios.

Yo supongo que cuando amas a alguien, ese alguien sabrá respetar los tiempos de Dios y que cuando se besan no se sienten de la manera en que me sentí yo. Es difícil saberlo, es lo que creo.

Sé que será difícil enfrentarme cara a cara con Steven, debo explicarle lo que siento y que es mejor esperar en Dios, a demás el no es cristiano, no aún, así que lo mejor es dejar todo en manos de Dios.

—hey apúrate —habló impaciente.

—ya voy, ya voy, no me presiones —mi amiga de cabello rizado, bufó desesperada.

Hola Steven.
Te escribo para invitarte
a mi iglesia, ya te lo
había prometido, así que
pensé que hoy sería ideal
¿Qué dices?

Steven:
Hola Lily, que gusto
que me escribas,
claro que sí, envíame
la dirección.

Le envié la dirección y espero que todo salga bien, no quiero desilusionar a Steven, pero debo ser honesta con él.

—bueno, mi trabajo ya está hecho, me voy.

—¿Qué?, No puedes irte, eres mi mejor amiga.

—ya me he sacrificado mucho viniendo hasta tu casa, sólo para apoyo moral, ¿No te parece suficiente?.

—te agradezco mucho que me apoyes, pero no te dejaré ir sin que antes comas algo.

—hay, eres terca, te acepto una bebida, sólo eso.

—¿Con quién es tu cita? —moví mis cejas para irritarla.

—con nadie, a parte, yo no dije que era cita.

—pero es una ¿No es cierto? —seguí.

—si vas a seguir así mejor me voy.

—está bien, me rindo —levanté mis manos —¿es Jason?. Porque es el único que se me ocurre que te esperaría después de estar una hora en mi casa, otro chico no lo haría — insistí.

En algunas ocasiones era pesada.

—¡Ya, basta!.

—¿Ok?

¡¿Esposa de mi jefe?! © #1  [Amores Inesperados]                *REESCRIBIENDO* Where stories live. Discover now