BEST FRIEND

46 11 20
                                    


RUBY GÓMEZ

Hoy es lunes, otro día de trabajo, ¡No quiero ir! ¡Estoy agotada! Y eso que apenas inicia la semana.

Esto de crecer es complicado, con sólo 22 años siento que la vida es complicada, estudiar, trabajar y lo que lo hace más difícil es estar lejos de mi familia.

Deseo que algún día me visiten, pasar un momento agradable con ellos, que me den sus sabios consejos, ojalá puedan venir.

Lo sé, para muchos es raro que nos den trabajo antes de graduarnos, la verdad es que cuando ven tu potencial y sobre todo tu ética profesional, digamos que eres la persona indicada para el puesto porque hoy en día hay muchas personas que tienen un título pero no son de fiar.

Otra punto a mi favor es que el dueño de la empresa es cristiano y yo lo soy, a demás tengo un buen testimonio y todos los maestros nos dan muy buena recomendación.

Estoy caminando hacia mi trabajo, hoy decidí venir caminando, me gusta sentir el aire fresco, la mañana se ve hermosa.

Debo confesar que me siento rara, siento como una especie de mal presentimiento, no sé exactamente cómo explicarlo.

Me dirijo a mi área de trabajo, no veo a Abraham, pero cuando lo vea no sé que es lo que va a ocurrir, espero no cometer una locura.

Estoy concentrada en mi trabajo, levanto mi vista y me encuentro con la mirada de Abraham.

¡Respira, Ruby, respira, no cometas una locura!.

Lo ignoro para no armar un escándalo, soy escandalosa cuando quiero serlo... bueno, sólo las personas en las que confío conocen esa faceta mía, pero esto no se quedará así.

A la hora del almuerzo quedamos con los chicos vernos en el lugar de siempre, sólo que está vez voy a llegar un poco tarde porque me falta revisar nóminas de pago mensuales.

Cuando voy saliendo de mi escritorio, en uno de los pasillos me encuentro a Noah, quien se viene acercando a mí, no sé porqué, pero me pone un poco nerviosa.

—hola, Dios te bendiga —saludó

—amén —respondí.

—solo quiero darte las gracias por ayudarle a mi nana, ayer se me escapó con todo lo que ocurrió —sonreí ante el recuerdo.

—no es nada, es un placer ayudar a doña María Ferrari.

—¿Vas a almorzar?

—si, nos vemos luego.

Me fuí del establecimiento rumbo a nuestro lugar favorito para almorzar.

Cuando llegué los chicos aún no hacían el pedido, así que lo hicimos dos minutos después de que llegué.

Comimos, hablamos de temas triviales, entre otras cosas.

Noté cómo Willy suele mirar a las mujeres, es raro, es incómodo porque lo hace con todas, ojalá Dios le cambié el corazón a este chico.

Una vez que terminamos nuestro almuerzo, los chicos decidieron ir a comprar no se que cosas para aprovechar el tiempo que les queda.

Stef se fué con Silvia a pasar por una tienda de ropas, son obsesivas con la ropa y el maquillaje esas dos, aunque debo confesar que visten bien y maquillan bien. En cambio yo, cuando debo maquillarme debo pedirle ayuda a Stef o ver un tutorial un sinnúmero de veces, paso por paso, es tedioso.

Willy actúa extraño y dijo que tenía que hacer algo personal.

—¿Para dónde vas? —dije, haciendo que Abe se volteara, seguido de pedirle que se acercara con mi dedo índice.

¡¿Esposa de mi jefe?! © #1  [Amores Inesperados]                *REESCRIBIENDO* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora