CELOS

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NOAH WATSON

Hace unos días regresó Carlos de su viaje por los lugares turísticos del país, hoy se reincorporará a la empresa.

Pensé que después de sus viajes se regresaría a Italia, pero por lo visto seguirá en Nicaragua.

Estoy orando mucho por mis sentimientos porque no quiero hacer algo en lo que Dios no esté de acuerdo o que lastime a los demás.

Estoy en una situación bastante complicada, me siento entre la espada y la pared, por un lado están mis sentimientos y por otro mi primo ¿Por qué todo en mi vida tiene que ser tan difícil?.

No soy el del tipo de hombre que va y le dice a la chica que le gusta: ¡Oye, quiero confesarte que me gustas!, ¡no!, me muero de la vergüenza de expresarle a alguien lo que siento y ese es precisamente el problema en este caso.

No suelo expresar lo que siento y si con Paola llegamos a ser novios fué porque ella me lo pidió.

Sí, quizás se decepcionen de mí, pero en estos temas soy muy tímido.

Pero al fin y al cabo es mejor así porque yo no me atrevo a hablarle a Ruby de esto, y estoy seguro de que ella no siente nada por mí.

—Buenos días jefe.

—Buenos días Silvia.

—¿hoy va a almorzar aquí en la empresa o va a salir a algún lugar?

—creo que me quedaré a almorzar aquí, ¿Me compras la comida?.

—claro que sí, en el mismo restaurante ¿Verdad?.

—si.

—que desea para hoy.

—se me antojan unos canelones.

—okey, yo sé lo traigo a la hora del almuerzo, si eso es todo, me retiro.

—es todo —Silvia tocó la perilla de la puerta —Silvia...

—¿Si?

—gracias.

—no tiene nada que agradecer, es mi trabajo y es un placer servirle.

Al salir mi asistente me concentré en todo el trabajo que tenía que hacer.

.....

Salí de mi oficina para respirar un poco de aire fresco, de pronto ví cómo entraban un grupo de personas en la puerta principal de la empresa.

Eran Stefani, Abraham, Willy, Ruby y Carlos, y lo peor de todo es que estos dos últimos venían hablando y esbozando sonrisas.

Sentí algo que jamás había sentido en mí, como si un balde de agua fría hubiese caído en mi cuerpo sin previo aviso.

Inconcientemente apreté mi puño con mucha fuerza haciendo que las venas de mis manos se resaltasen.

Mi rostro se cambió a uno enojado.

Cuando quise voltearme para no ver aquella escena, me encontré con la cara de Pietro, tenía una mirada inquisitiva.

Dirigió su vista a donde yo estaba observando segundos atrás y el sólo se encogió de hombros y se dirigió hacia su oficina con un atisbo de sonrisa burlesca.

Me dirigí a grandes pasos hacia mi oficina, Silvia estaba petrificada en su escritorio al ver mi reacción, no reparé mi actuar y cerré de un portazo mi oficina.

Estoy tan furioso.

¡Vamos Noah!, debes calmarte.
Los celos no son buenos y mucho menos por alguien que no sabe que la amas. Ella no tiene la culpa.

¡¿Esposa de mi jefe?! © #1  [Amores Inesperados]                *REESCRIBIENDO* Where stories live. Discover now