EN CASA DE NOAH

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RUBY GÓMEZ

Estoy en mi habitación escogiendo mi atuendo para ir a la casa de Noah, la verdad, me está costando un poco, pero es necesario escogerlo bien, no es que Noah me importe... es decir... no es que quiero lucir bien para él y tampoco creo que le interese como luzco... mejor no sigo hablando porque ni yo me entiendo.

Opté por una falda de vuelos con cuadros pequeños en blanco y negro, una camiseta negra y mis tenis negros. Me gusta como me veo. Llevo mi cabello suelto.

Me dirijo a la escuela dominical, estoy muy emocionada por lo que Dios me enseñará hoy.

Después de el servicio iré a casa de mi jefe, estoy muy nerviosa, también preocupada por la amenaza de la chica que parece estar muuuuy interesada en Noah, tengo miedo de lo que pueda llegar a hacer.

En sus ojos pude ver un atisbo de odio, resentimiento, no sé, pero no es algo bueno, de eso estoy segura.

Ya en la entrada del templo, están los chicos, saludo a Abraham, Stefani, Luis y a Wendy, después nos dirigimos a nuestros lugares, ya que está apunto de iniciar el servicio.

El pastor dió una enseñanza sobre cómo ser irreprensibles, estuvo muy bonita la lección, cuando terminó, cada uno nos saludamos, hoy no habrá actividad en la noche porque los líderes tienen reunión.

Después de charlar con los chicos se acerca Noah, supongo que para llevarme a su casa.

—hola, Dios te bendiga —me saludó tendiendo su mano.

—amén — correspondí a su saludo.

—¿Nos vamos? —le noté nervioso.
Todos los chicos nos quedaron viendo con una mirada cómplice y sonriendo.

—solo voy a hablar con doña María Ferrari, de algunas dudas que tiene  sobre el evangelio —respondí rápidamente para que no piensen otra cosa.

—está bien —dijo Abraham enarcando una ceja.

Sabía que se estaba burlando de mí.

Nos dirigimos Noah y yo a la salida y, mi amigo grita.

—¡Noah, cuídala bien!, ¡Recuerden no hacer algo inapropiado! ¡Nada de besos y abrazos! —tenía que ser él, Abe me las pagará.

En ese instante mi cara se puso roja de la vergüenza, no puedo creer que haya dicho eso, gracias a Dios no había más hermanos sólo mis amigos y el pastor que estaba afuera.

No podía voltear a ver a Noah de la vergüenza, sabía que el también estaba avergonzado, pero aún así no me atreví a mirarle.

¡Dios, que vergüenza!
Quiero estrangular a Abraham por ser un imprudente en exceso.

¡Perdóname Señor, pero es que este chico me supera!.

Entramos a su auto en silencio, empezó a conducir, teníamos como diez minutos de no decir ni una sola palabra.

Entramos a una calle con casas muy lujosas, creo que es una zona muy exclusiva.

Cuando llegamos Noah bajó del auto, me abrió la puerta. Debo de decir que es todo un caballero.

Cuando estuve al frente de la casa me quedé sorprendida, es gigante, debe de ser un millonario para tener una casa como ésta, bueno sí es un millonario, sin embargo, no dije nada, no suelo mostrar mis emociones ante nadie, mucho menos ante los hombres.

La casa es blanca, tiene grandes ventanas de vidrio con cortinas blancas, un jardín hermoso y créanme cuando les digo que lo es, tiene un enorme garage, una piscina, por poco es una mansión.

¡¿Esposa de mi jefe?! © #1  [Amores Inesperados]                *REESCRIBIENDO* Where stories live. Discover now