¡¿Esposa de mi jefe?! © #1 [Amores Inesperados] *REESCRIBIENDO*

EL CONTRATO

Antes de iniciar el capítulo quiero decirles que leí sus teorías y veremos quienes acertaron y si no lo hicieron, quiero reconocer que fueron muy buenas ideas. Me encanta que ustedes sean parte de esta historia porque sus ideas me ayudan muchísimo.

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Capítulo dedicado a:  MiriannyCeballo
Gracias por estar pendiente de las actualizaciones, lo aprecio muchísimo 🥰🥰.

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Luisa se encontraba en la sala de su casa muy preocupada, pronto tendría que reunirse con una persona que había visto sólo una vez en su vida, ella la había encontrado espiando la casa en la que ella y Ruby viven, como en dos o tres ocasiones, la casa es de dos plantas y no sabe si esa persona la observa a ella o a Ruby.

Tiene mucho miedo de lo que pueda ocurrir, y no solo es eso lo que le preocupa, también su pequeño hijo. Desde que fué a la iglesia y aceptó a Jesús las cosas se le han complicado, la despidieron de su trabajo y sus ahorros ya no le alcanzan para más.

Su mayor deseo es que el pequeño Matías sea un gran hombre en el futuro y para eso ella debe ser una madre ejemplar, pero a lo que se está dedicando hace dos días no le dan muchas esperanzas.

—ojalá ya llegue el fin de semana para que me paguen, necesito el dinero —dijo para ella misma sentada en el sillón, mientras veía la hora en su reloj para ir al lugar acordado con una persona totalmente desconocida.

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FLASHBACK

—¿Cuál es tu nombre?— dijo una misteriosa persona desde el interior de un auto.

Ella se encontraba caminando en la calle frente a su casa, mientras pensaba en cómo salir de la situación en la que se encontraba.

—Luisa —respondió con voz temblorosa por el miedo que la inundó en ese momento.

—¿Vives en esa casa? —señaló la vivienda con su dedo índice.

—si —respondió tratando de no mostrar nerviosismo.

—anota tu número de celular —la persona desconocida para Luisa, le pasó su móvil para que ésta le anotara su número de celular, lo anotó y se lo entregó —te enviaré la dirección de un sitio y necesito que te hagas presente.

Su necesidad la empujó a hacerlo.

—¿Por qué me pide esto si usted no me conoce? —preguntó con curiosidad y mucho temor.

—sólo vé, y te pagaré muy bien si haces lo que te pido.

El auto se puso en marcha sin esperar una respuesta y dejó a una Luisa muy confundida, incluso estática, si no hubiese sido Ruby que la saludó desde el segundo piso, seguiría como una roca en la orilla de la calle.

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—Matías, tenemos que irnos— Luisa tomó su bolso, al pequeño y las llaves para salir de su hogar.

En el camino hacia el lugar acordado, se instaló nuevamente en su pecho ese mal presentimiento que ha sentido desde hace muchos días. Desde que se alejó de Dios, que fué a los tres días de haberlo aceptado, se ha sentido extraña.