CONOCIÉNDONOS (PARTE 2)

33 11 13
                                    


PAOLA RUSSO

Hoy me desperté sin ánimos de nada, el día está muy lindo, pero internamente estoy mal, me siento triste, decaída, siento que desde que vine a este país las cosas no han resultado bien, al menos no para mí.

Mi relación con Noah está de mal en peor, no sé que hacer con mi vida, necesito que haya un cambio en mí, pero no sé  exactamente que es lo que debo cambiar.

Para mí hermano creo que todo le resulta bien, creo que fué ayer, que salió con unas personas que conoció y volvió con una sonrisa encantadora, porque debo admitir que mi hermano es bastante guapo, dotes de familia.

Desde la vez que salí llorando de la empresa, no he ido más, me da vergüenza no sólo de Noah, si no de Abraham, creo que ya he dicho que por alguna extraña razón no se me olvida ese nombre.

Nunca lloro ante ninguna persona, incluso delante de mis padres, antes lo hacía seguido cuando era una niña, pero al cumplir trece me prometí jamás llorar ante nadie y desde ese entonces no he llorado ante ninguna persona, hasta ese día en el que mi exnovio y un desconocido me vieron llorando, fué mi peor error.

Ese se convirtió en el peor día de mi vida, jamás lo olvidaré.

Hoy decidí salir a comer a uno de los restaurantes de la ciudad porque no quiero estar en el hotel todo el día, lo extraño fué que Leonardo me preguntó hacia donde iba, digo extraño porque no suele preguntarme esas cosas, siempre he sido independiente y él jamás se mete en mis asuntos.

me dirijí al lugar, hice mi pedido, y cuando trajeron lo que pedí procedí a comerlo, disfruté mucho mi comida, estaba deliciosa, tomé un jugo de naranja y me quedé a observar un poco más el lugar mientras degustaba mi postre.

Mientras salía del restaurante observaba los árboles, el cielo despejado, incluso escuché algunas aves cantar, deseé que mi vida fuese así de bonita, justo como está el día de hoy.

Me encontraba tan sumida en mis pensamientos que no ví que alguien venía de frente y choqué.

Solo falta que sea ese chico Abraham, pensé.

levanto mi vista y definitivamente era él, ¿qué fué lo malo que hice para que tenga que chocar con él todo el tiempo?, el destino debe estar en mi contra para que me ocurra esto a mí, porque no creo que a alguien más le pase esto.

—fíjate por donde vas —dije muy  enojada porque me tiró el refresco que pedí en el restaurante para llevar.

—lo siento, no era mi intención —como siempre, no es su intención.

No puedo creer que haya gente así, que por doquier andan tropezando con las demás personas.

—¿Tú otra vez? ¿No te cansas de chocarme? ¿Qué te he hecho para que te vea en TODAS partes?. Si te he hecho algo, dímelo —estaba cansada de esto, así que le pregunté para salir de dudas.

—primero que nada, sí, yo otra vez y segundo, no puedo responder a las otras preguntas porque se me olvidaron ¿Me las podrías repetir?, por favor —es increíble, ¿todavía me dice esto?, quién se cree.

—ash, eres insoportable —logré articular.

—siempre me lo dicen, no, no es cierto, eres la única que me lo dice en cada oportunidad, pero dejando eso de lado ¿Te gustaría acompañarme a comer a un puesto de comida aquí cerca?, es como una disculpa por mi torpeza.

—no lo sé —estaba totalmente insegura, no estoy acostumbrada a confiar en las personas mucho menos en desconocidos.

—¡Vamos!, No tienes nada que perder, sé que el lugar no es de lujo, pero es acogedor.

¡¿Esposa de mi jefe?! © #1  [Amores Inesperados]                *REESCRIBIENDO* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora