Capítulo 25

4.2K 227 1
                                    


Narra Julia

Llegando el mediodía, yo ya me había quedado dormida. Pero esta vez no fueron los susurros y caricias de Sebas los que me despertaron, sino la cantidad de mensajes de WhatsApp que llegaban a mi teléfono.

–Eres muy popular, peque– bromeó Mateo mientras yo tomaba mi teléfono, aún sentada en las piernas de Sebastián.

–¿Pasó algo?– me preguntó con intriga el antes mencionado apenas pude ver las notificaciones.

–No, es mi amiga Miranda– le respondí sonriente.

Miri👭: JULIIIII ES HOY

Miri👭: AAAAAAAAAAAHH

Miri👭: David y yo te recogeremos a las 8

Miri👭: okay?

Miri👭: pásame tu dirección cuando puedas

Miri👭: QUE EMOCIOOOOOOON

Yo: YA SEE, YA QUIERO QUE SEAN LAS OCHO

Después de aquel mensaje le compartí mi ubicación, aún sonriéndole a la pantalla de mi celular.

Yo: 🤩🤩🤩

Después de aquella interacción, apagué mi teléfono y volví a dirigir mi atención a Mateo y Sebas. Quienes, para mi sorpresa, ya habían terminado de trabajar.

–¿Lista?– me preguntó Sebastián, recordándome a dónde nos dirigiríamos ahora.

Emocionada, asentí y me puse de pie al lado de su silla, permitiéndole levantarse.


Narra Mateo

Una vez subí al auto, conduje unos metros hasta salir a la calle, donde me estacioné junto a la banqueta. Afortunadamente vivimos en una residencial en la que no hay demasiada gente, por lo que no es muy común ver muchos autos pasar, lo que significa que no peligra la seguridad de Julia. Después de todo, son lotes grandes los de aquí, la mayoría de la gente no querrá o necesitará una casa muy grande.

–Arriba, nena– le dijo mi esposo a la niña, llamando mi atención también. Él se mantenía con su mano sobre el borde de la puerta del auto, mientras ella subía al mismo.

Los miré mientras Sebas le colocaba el cinturón. Julia notó mi mirada, y no dudó en sonreírme, gesto que copié al instante.

Una vez ya nos encontrábamos los tres en el auto, le permitimos a Julia conectarse a este y poner música. Ella sonrió y sacó su teléfono de su bolsillo, a mí me intrigaba la idea de conocer su gusto musical.

–¿Qué pondrás, princesa?– le preguntó Sebastián

Pude ver desde el espejo retrovisor una vez comenzamos a avanzar, que la pequeña le sonrió a mi marido y no tardó más de dos segundos en responderle. Pero justo antes comenzó a escucharse "Set Fire to the Rain" de Adele.

–Adele– soltó risueña.

–¡Uf!– exclamé haciendo reír a Sebas –Tienes buen gusto, monita.

Comenzó a sonar la canción, y no tardamos en seguir la letra nosotros mismos. Julia se veía nerviosa, como avergonzada, incluso susurraba la lírica. Fue ahí cuando tomé una de las mejores decisiones que he tomado, y exagerando mis expresiones faciales al igual que el volumen de mi voz, la hice soltar risitas en respuesta, ocasionando que Sebastián se me una. Al llegar al primer coro, la pequeña rió aún más por nuestros intentos.

JuliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora