Inmortals

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(Recuerdos del Futuro pasado)
2017

La vida me había convertido en alguien desconfiado por obvias razones, tomaba hábitos que un chico de mi edad no debería hacer: nunca ir por el mismo lugar dos días seguidos, no comer nada que no mirase preparar o que sea gente que me fuera leal, siempre mantener alerta a mis guardaespaldas para decir a donde iba, investigar a todos mis compañeros de universidad en caso de que fueran unos traidores o sus familias quisieran algo de la mía, no beber nada que no hubiera visto ser descorchado, destapado o preparado desde cero, no consumir nada antes que alguien mas que yo lo hiciera.

Era una vida miserable, vivir con miedo y en alerta, y sabía que mis primos pasaban por la misma situación, las familias tenían sus enemigos dentro y fuera, así que no había forma de asegurar nuestro bienestar.

Por eso, aquella noche cuando salía de una reunión hacia el estacionamiento ya sabía que estaba en peligro al no ver cerca a mis hombres, la jovencita que salió de uno de los cajones fue directamente hacia mi y la pelea comenzó, ella me supera en técnicas de pelea pero ciertamente yo le ganaba en astucia, en un mal movimiento terminó mi pistola sobre su cara y mis hombres sometiendola llegar hasta mí.

—¿No eres una mujer demasiado joven para estas cosas? —le pregunté horas mas tardes en una de nuestras salas de tortura, ahi estaba golpeada, amarrada de manos y pies, mirandome fijamente. —¿quien te envió?—

—El hambre no distingue edad o género. Y el silencio tampoco, así que puedes empezar por matarme. —

—Hablaras. Siempre hablan. Todos tienen siempre algo que necesitan y yo, siempre puedo pagar el doble de lo que te ofrecieron. —Estaba seguro que tendría mi edad cuando mucho, ¿porque las enviaban cada vez más jóvenes a matarnos? No parecía venir por parte de los Theerapanyakul porque sus rasgos no parecen meramente tailandeses. Le tomé el mentón con mis manos observándola fijamente. —Es una lastima que no me gusten las mujeres, seguro nos hubiéramos divertido bastante... —

—Bueno, es una fortuna que a mi no me gusten los hombres, me evitas el asco... —solté una risa siniestra antes de sujetarle del cabello con fuerza.

—Veo que tienes una marca seriada en el cuello, ¿cierto? Me pregunto si también tienes un chip como se lo implantan a las perras... Déjame adivinar, estás trabajando para pagar tu propia libertad, ¿me equivoco? —Ella tensó la mandíbula y sus ojos me lo dijeron todo. La mafia camboyana aunque era pequeña solía raptar jóvenes para reprogramarles la cabeza de ideas, desde sicarios, soldados, trabajadores sexuales o esclavos. Pagar por su salida era alta pero no imposible.

—¿Qué te parece si llegamos a un acuerdo? Dame nombres y ganaremos los dos. Yo tendré sus cabezas y tu libertad. Pero a cambio de tu libertad, quiero algo más... —Ella parecía confundida. —Quiero tu lealtad, tu libertad pero aun tus servicios cuando sean necesarios... —

¿Cuántas veces ofrecí esto? Muy pocas, pero esta es la única vez, que encontré lealtad y a partir de ahí, tuve a mi informante y sicaria preferida.


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Abril del 2022

Se suponía que el autobús de Pete llegaría a las doce de la medianoche, pero Vegas había llegado treinta minutos antes, y esto era para poder alcanzar al puestecillo de brochetas satay como se lo prometió, si bien no debería estar fuera de casa a esas horas después que hubiera sido un dia antes víctima de un ataque junto a Kinn, decidió arriesgarse, y sin duda era demasiado peligroso, iba sin guardaespaldas y salió casi a hurtadillas para que lo siguieran, no quería exponer aun a Pete y aunque tenía gente de confianza que podía ayudarle a solaparse las cosas, necesitaba primero hablarlo con el joven guardaespaldas de la primera familia, atenerse a que algunos iban a saber lo suyo.

My Second ChanceWhere stories live. Discover now