My Second Chance

When I Look At You

2022

Yo nunca fui una persona que se arrepintiera de sus acciones. Yo me comportaba como la gente se comportaba conmigo. Si eran educados, yo lo sería, si eran unos hijos de puta, respondería como tal. Inclusive con mis peores enemigos podía ser un hipócrita encantador o un sádico que daba terror.

Jamás lamenté ninguna de mis palabras, de cada acto que hacía.

No hasta que lo conocí a él.

—Dice que eres sensible. Te falta amor —Pete había sonreído con calidez, como si intentara realmente querer tener una conversación, entretenerse un poco o solamente ser él.

Nadie me enseñó a interpretar las buenas palabras de las personas, si algo en mi cabeza decía que estaba mal, era porque estaba mal aun cuando no era así. Si ese guardaespaldas de la primera familia decía que me faltaba amor y era sensible para mi era un insulto, porque sentía que lo era.

—Deja eso, ¡maldita sea! —le grité pateando el libro sin siquiera ponerme a pensar si lo dañé en el proceso. Miré a mi erizo un momento más con un silencio incómodo antes de marcharme de ahí.

Y sin embargo toda la tarde tuve esa voz en mi cabeza, esa que por primera vez en la vida me decía que, aun pese a ser un guardaespaldas de la primera familia, de ser alguien que se filtró en mi oficina a robarme datos, desenmascarar mis movimientos... No merecía haber sido tratado así. Ya habia obtenido su castigo, aquellas heridas que casi lo matan, la tortura antes de eso en la segunda Mansion. ¿Entonces que esperaba? ¿que pretendía con el ahi?
Entré ya por la noche, él dormía bastante, no sé si por el efecto de los medicamentos para el dolor o los antibióticos que le conseguí. En mi mano sostenía la llave de las esposas, pensé muchísimo en aquello.

¿Y si llegaba a un acuerdo con el? ¿Y si le amenazaba que si decía algo mataría a su abuela? Él haría todo por su abuela, inclusive había llevado una camiseta y un pantalón con la intención clara de hablar con Pete, ¿que trato podíamos hacer?

No quería matarlo... No me sentía capaz de hacerlo. Pero se que mi padre si, que si lo encontraba ahí, solo bastaban pocos pasos: sacar pistola, apuntar y disparar.

Abrí la boca para llamarlo pero algo llamó mi atención en esa habitación, mi otra mascota, el pequeño erizo me hizo fruncir el ceño. Desde la mañana lo noté extraño, caminaba de lado, desorientado, no estaba comiendo, algo andaba mal y al sacarlo de la jaula lo constaté. Respiraba agitado, no se movía.

"No, no otra vez por favor, no aquí..." No era la primera vez que se había enfermado, pero antes pude llevarlo a tiempo al veterinario, cuando mi padre me lo regaló era tan solo un erizo chiquito, pero resultó ser muy enfermizo, muy débil y con muchos problemas. Tan defectuoso como yo. Digno ser de la segunda familia. Tomé un pañuelo para limpiarlo un poco, sentándome en la cama con él en mis manos, lo miraba fijamente, de vez en cuando le sentía temblar, respirar agitado.

—¿Vegas? ¿qué sucede? —Pete me llamaba de fondo. —¿Está enfermo? —

—Ha estado respirando muy agitado todo el día, y sus heces son muy acuosas... —sin contar un montón de problemas que llevaba consigo.

—¿Tienes algún medicamento para él? —negué con la cabeza, cuando me fui de la Mansión no pensé en ello, no pensé en nada más que en el odio que le tenía a la primera familia, en cómo iba a desquitarme con Pete, en lo aburrido que iba a pasarla, en lo mal que me iría con mi padre. En mi, en mi, solo en mi... —¿alguien puede llevarlo a un veterinario?—

—No hay nadie... —Tal vez no debí decir eso, porque revelaba el hecho de que los guardias solo venían una vez al día a hacer una revisión de seguridad y se largaba a un lugar cercano, prácticamente solo era yo y Pete en ese lugar. Mi padre me dejó sobrevivir por mi cuenta, me lo merecía, todas esas cosas me las merecía por no conocer mi maldito lugar. Pero ese pequeño animalito en mis manos no merecía ello, el nunca hizo nada mas que, existir en el mismo lugar que yo, no quería que muriera, no quería que me dejara...