The Night of the Hunter.

4.8K 501 463
                                    

NOTAS:  +18 por violencia y situaciones de maltrato. 

2022
Los odiaba, los odiaba a todos juntos. Maldita familia.
Mi vida era lo que era por ellos, no sólo arruinaron mi infancia, también mi vida completa, la mía, la de mi madre, la de mi hermano, inclusive toda cercanía con mi padre estaba hecha mierda por ellos.

Muertos es como deberían estar, y si era por mi mano, mucho mejor.
Pero, si había algo que más odiaba de la primera familia, eran las personas que arruinaron mis planes. Por algo se decía "si quieres que algo se haga bien, hazlo tu mismo"

Tawan fue un imbécil, ese puto bastardo debió solo hacer caso y seguir las pautas como se le pidieron, tener paciencia y en el momento mas exacto, destruir a Kinn y alejar a Porsche de él. ¿Pero qué hizo el inútil? ¡Tomar la iniciativa secuestrando al Porschay! Esto no solo había echado a perder todo, sino que ahora estaba en la mira de personas como Kinn y Kim, este último me preocupaba un poco más, Kinn podía decretar amenazas, pero Kim las ejecutaba sin saber de donde aparecía, aunque eso me dejaba pensando, ¿Por qué había ido él a rescatar al hermano de Porsche?

Llegué a la segunda familia furioso, no solo perdí tres de mis hombres en el contraataque del rescate de Porsche y Porschay sino que encima había sido descubierto, sabía que esto me iría mal, muy mal con Pa.

—Khun Vegas, tenemos en los sótanos a la persona que se infiltró en su oficina. —me dijo uno de los guardaespaldas apenas me encontré con ellos. Ni siquiera dudé, iba a matar al hijo de puta que se le ocurrió siquiera meterse conmigo, la ira y la furia, todo iba a descargarlo en ese infeliz.

Mi sorpresa no era demasiado cuando entré al sótano y vi quien era el que estaba atado contra un muro: Pete. Su mirada fija como la de un animal esperando para atacar pero imposibilitado por los amarres, tan salvaje e indomable.

—Mi plan se arruinó gracias a ti, así que dime, ¿Cómo debería castigar a un chico como tu? —pregunté mientras me ponía unos guantes observando todas mis herramientas, aun cuando permanecía tan tranquilo por dentro era furia, era odio, uno que cegaba todos mis instintos, que me convertía en ese monstruo que tanto insistían todos en que me convirtiera.

Y Pete, ese guardaespaldas de la primera familia, ese de la sonrisa cálida, ahora era alguien totalmente diferente. El fue el primero que me confirmó una cosa: Todos tenemos nuestros propios demonios, esos reflejos que aparecen tras el espejo. La risa de Pete parecía estar satisfecha, burlarse en mi cara de su logro, una especie de mofa a saber que aunque moriría, se iría con su objetivo cumplido. Una risa que solo sacaba lo peor de mi.

—¿Te ríes? —no era una pregunta, era más bien una confirmación antes de tomar las pinzas de la caja de voltaje encendiéndose. Primero con un grado que doliera pero no lo matara demasiado rápido, que quemara, que sufriera. Iba a descargar todo mi odio a la primera familia, por medio suyo.

Le desvistieron ante mis órdenes, dejándole en ropa interior, ahí, tan vulnerable, expuesto. No me importaba nada mas allá de escucharlo suplicar, pero su mirada desafiante llamó mi atención, no estaba acostumbrado a que las personas me mirasen a los ojos cuando yo estaba furioso, inclusive mi padre no lo hacía, pero ahí supongo que era porque le provocaba asco mirarme, pero Pete parecía ansioso, como si realmente quisiera saber que iba a seguir.

Entonces llegó el primer choque, clavé las pinzas en su entrepierna activando el voltaje y pude escuchar sus gritos, era hipnótico, la forma en cómo tensaba su cuerpo, las venas de su cuello marcadas, su respiración alterada por el dolor.
Solía sonreír muchas veces por mero reflejo cuando Pete me saludaba en la primera familia, hoy de nuevo lo hacía cuando, al retirar las pinzas ladeó la boca, una sonrisa tan burlona, sarcástica, de nuevo me retaba.

My Second ChanceWhere stories live. Discover now