Sinopsis:
Wei Qian es un niño que muy pronto se hace responsable de su hermana pequeña, Xiaobao, y de Wei Zhiyuan, un niño que encontró abandonado en la calle y decidió adoptar, criándolo como si fuera su propio hermano. Viviendo una vida de pérdida...
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Era 15 de agosto por la tarde, Wei Qian compró dos cajas de pasteles de luna, pasó por el hospital, entró y dejó una caja para la madre de Ma Zi
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Ma Zi empujó la silla de ruedas, llevaba a su madre a dar un paseo, pero ella no se sentía cómoda. Como el aceite le había salpicado la mitad del rostro, básicamente estaba desfigurada. Era muy sensible a las reacciones de los demás. Cada vez que le miraban a la cara, le daban muchas ganas de huir despavorida, por otra parte si alguien deliberadamente no le miraba directamente a la cara, se sentía herida e incómoda.
Se relajó un poco cuando vio a Wei Qian y San Pang que eran más activos que Ma Zi, incluso si su cara estaba quemada como un carbón negro, ambos mostraron estar acostumbrados y tranquilos al respecto.
─Señora, compré algunos pasteles de luna. Puse algunos en una caja para usted. Puede comer algunos por el festival. Pruebe un trozo. ─Wei Qian no compró pasteles de luna a granel, sino en cajas. *
[🧐 es... realmente es vanidoso]
En lugar de darle las gracias, la madre de Ma Zi dijo:
─¿Por qué compras esto? Estás malgastando el dinero!
Wei Qian respondió con palabras dulces, mostrando sus buenos modales:
─¿Quién dice que es derrochar? No sé qué tiene de delicioso esa cosa grasienta, pero a los dos "mocosos" en mi casa les gusta...
La madre de Ma Zi se rió:
─No puedes acostumbrarlos así, los arruinarás, los echarás a perder.
Ella no dijo nada, pero en el fondo de su corazón, estaba muy contenta.😭(1) Nadie tenía recursos económicos para contratar a una enfermera profesional para ella. La mayor parte del tiempo, la madre de Ma Zi tenía que quedarse sola en el hospital, sin nadie con quien hablar. Para ella, era un gran placer recibir la visita de un conocido para hablar de asuntos triviales. Por no mencionar que su hijo se pasaba toda la tarde empujando su silla por la calle.
