Sinopsis:
Wei Qian es un niño que muy pronto se hace responsable de su hermana pequeña, Xiaobao, y de Wei Zhiyuan, un niño que encontró abandonado en la calle y decidió adoptar, criándolo como si fuera su propio hermano. Viviendo una vida de pérdida...
En un abrir y cerrar de ojos, su joven autoestima se hizo añicos.
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Durante dos días enteros, Wei Zhiyuan se negó rotundamente a decir una sola palabra a su enemiga Song Xiao Bao. Mientras Wei Qian estaba en casa, el chico le seguía dentro y fuera todo el tiempo.
Cada vez que Wei Qian se daba la vuelta, tropezaba con Xiao Zhi Yuan que iba detrás de él, Wei Qian estaba realmente molesto por esto, pero también sabía por qué Wei Zhiyuan parecía tan pegajoso y torpe, así que no quería enfadarse con él.
Así que de vez en cuando, como quien no quiere la cosa, Wei Qian decía:
─Vamos a divertirnos juntos, no peleen.
Una vez caído el decreto imperial, Wei Zhiyuan no tuvo más remedio que dar las gracias al Señor Long En (Señor de la Gracia Eterna) y restablecer relaciones diplomáticas con Song Xiao Bao, aún si estaba lleno de resentimiento.
Wei Zhiyuan competía por la atención de su Dage, pero Song Xiao Bao no podía seguir el ritmo de los halagos, no había manera, había nacido con pocas tendencias en ese sentido.
Por ejemplo, en cuanto Wei Qian abrió la puerta y entró, pudo ver al chico con la cabeza gacha barriendo el suelo y recogiendo la mesa, y a Xiao Bao con la mirada perdida, apenas parecía respirar mientras estaba sentada en el sofá, viendo la tele sin prestar atención a lo que pasaba. Como acababa de regresar, Wei Qian no quería pelearse con su hermana, así que se limitaba a decirle unas palabras de orientación, pero en contrapartida, recompensaba a Wei Zhiyuan con diez yuanes extra como asignación.
Cuando esto ocurría, al día siguiente, la celosa Song Xiao Bao se levantaba temprano por la mañana y empezaba a limpiar la casa. Terminaba rápidamente antes del mediodía. Wei Zhiyuan la miraba con frialdad, con ganas de burlarse. Seguramente, cuando su Dage regresara por la tarde, ni siquiera notaría que la casa estaba limpia.
Otro día, después de que Wei Qian se bañara por la tarde, buscó los calcetines sucios que se había quitado, con la intención de lavarlos, pero se encontró con que Wei Zhiyuan ya había colgado los calcetines lavados en el tendedero. Aquel día, Wei Zhiyuan se sintió feliz con el torpe toque de agrado en su cabeza y los elogios de su Dage.
Song Xiao Bao sintió envidia y celos, así que intentó seguir su ejemplo. Al día siguiente, alargó "sus garras" para tomar el calzón que su hermano mayor se había cambiado, pero se lo arrebató a Wei Qian con la cara colorada y oyó un rugido de su hermano mayor como si le hubieran pisado la cola:
─¿Con qué te estás metiendo?
Uno puede ver lo injusto que es el mundo: ¡Wei Zhiyuan y Song Xiao Bao realmente pertenecían a la misma especie!
