Sinopsis:
Wei Qian es un niño que muy pronto se hace responsable de su hermana pequeña, Xiaobao, y de Wei Zhiyuan, un niño que encontró abandonado en la calle y decidió adoptar, criándolo como si fuera su propio hermano. Viviendo una vida de pérdida...
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Poco después, alguien entró en la multitud y Wei Qian fue empujado a un lado. La persona que llegó parecía ser un médico. Apretó la carótida del hombre con cicatrices y luego le abrió los párpados.
Unos minutos después, se levantó y anunció con expresión indiferente:
─Llévenselo, está muerto. Este hombre débil tomó demasiados estimulantes y murió. No tenía habilidades para la lucha, pero aun así retó a alguien a pelear en la plataforma. Se lo merecía.
Esas palabras provocaron la ira de la multitud.
Las personas que acababan de perder dinero se levantaron una a una y maldijeron a los banqueros por llevar a cabo una operación fraudulenta.
En la plataforma seguían montando un espectáculo para la próxima pelea a muerte, y bajo la plataforma había comenzado una *reyerta masiva. El espectáculo acababa de empezar y ya estaba en su clímax. Wei Qian esquivó unos cuantos puñetazos que casi lo herían, y se alejó en silencio.
[*Riña o enfrentamiento en que los rivales se agreden físicamente, generalmente utilizando navajas u otras armas blancas.]
En la brisa nocturna, húmeda y pegajosa, cruzó rápidamente la calle y se dirigió a un pequeño supermercado que vendía cigarrillos, alcohol, té y dulces. Compró un paquete de cigarrillos, se moría de ganas de sacar uno y metérselo en la boca.
Un anciano que iba en dirección al supermercado lo miró y, al verlo tan alterado, pensó que el chico estaba drogado, por lo que se asustó tanto que le hizo un gesto a Wei Qian para que pasara, y desvió su camino lejos del chico.
De principio a fin, Wei Qian se mostró inexpresivo, pero sus manos frías y sudorosas siguieron temblando. Cuando regresó al hotel, Wei Zhiyuan ya dormía. Hacía mucho tiempo que Wei Zhiyuan no sentía ese olor a humo tan espero, hasta el punto de asfixiarle. Abrió los ojos medio dormido, medio despierto y preguntó confuso:
─¿Has vuelto a fumar?
Wei Qian respondió en voz baja:
─Mm, la próxima vez no lo haré. Voy a darme un baño. Tú sigue durmiendo.
Wei Zhiyuan no contestó. No estaba en contra de que Wei Qian fumara, incluso extrañaba ese olor.
La habitación que Zhao Laojiu les había dado era una habitación estándar. Las condiciones eran muy buenas. El aire acondicionado era muy bueno y el lugar estaba limpio. Y lo más importante, había dos camas. En casa, Wei Qian y Wei Zhiyuan no tenían más remedio que dormir en la misma cama por falta de espacio, pero aquí Wei Qian no pensaba tratarse mal.
