Sinopsis:
Wei Qian es un niño que muy pronto se hace responsable de su hermana pequeña, Xiaobao, y de Wei Zhiyuan, un niño que encontró abandonado en la calle y decidió adoptar, criándolo como si fuera su propio hermano. Viviendo una vida de pérdida...
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Al día siguiente, durante el desayuno, Wei Zhiyuan les dijo a la señora Song y Xiao Bao:
─Las próximas dos noches voy a tomar clases extra, mi maestro me va ayudar, regresaré tarde, así que no tienen que esperarme para cenar.
Song Laotai y Xiao Bao no sospecharon nada. Después de todo, comparado con el espantoso historial criminal de Wei Qian, Wei Zhiyuan era un buen estudiante en el sentido tradicional. Era sensato, limpio y ordenado, obedecía las reglas, tenía una fuerte autodisciplina y nunca hacía cosas inapropiadas; en la escuela de Xiao Bao, la excelencia de Wei Zhiyuan era bien conocida.
Después de escucharlo, Song Laotai inmediatamente se centró en Xiao Bao y le dijo:
─¿Ya escuchaste? Aprende de tus hermanos, en el futuro, tu hermano mayor será universitario, mientras que tu hermano pequeño representará a la escuela en una competencia, ¿y tú?
Xiao Bao no se sintió presionada, simplemente dijo:
─Déjalos ir, yo me ocuparé de la casa.
Song Laotai levantó la espátula para darle un golpe, pero Song Xiao Bao, que era como un pequeño mono, corrió a la puerta en dos o tres pasos, abrió la puerta para Wei Zhiyuan como un perro, asintió e hizo una reverencia y dijo:
─Erge, por favor, puedes irte.
Wei Zhiyuan asintió de forma muy digna, tomó sus llaves y la bicicleta y se marchó delante de ella. Song Xiao Bao le siguió obedientemente como un pequeño eunuco en una silla de montar, giró la cabeza y le mostró la lengua a su abuela.
El crecimiento físico de Xiao Bao era más lento que la velocidad de habla de Lao Xiong, en cambio, el crecimiento de Wei Zhiyuan, ardía de impaciencia; aunque al principio los dos parecían tener la misma edad, ahora, la diferencia de edad parecía haberse ampliado a pasos agigantados.
Song Laotai arrojó con rabia la espátula y regañó a Xiao Bao:
─¡El barro que no puede adherirse a la pared, por desgracia, es inútil!
Aquella noche, Wei Zhiyuan, regresó casi hasta las ocho. Song Laotai ya se había ido a trabajar; trabajaba en un restaurante de ollas calientes (1). Song Xiao Bao asomó la cabeza a la habitación y dijo:
─Erge, ¿ya estás de regreso? Hay comida en la olla de la cocina, la abuela te guardó dos huevos duros.
Wei Zhiyuan dejó escapar un "hmm", pero al abrir la olla, vio que sólo había uno .
