Esperanzas

Capitulo 44: Relación, ¿perdida para siempre?

- Ponce de la Serna ven aquí-dijo Germán tras su hijo agarrándole del brazo.

- ¿Que quieres, pesado? Tengo prisa.

- Ni tienes prisa ni vas a hablar por teléfono pero si con alguien hablaras será con tu padre, ¿Entendido?

- Pues mira tú qué yo no quiero hablar con mi señor padre.-dijo Ponce

- ¿Se puede saber porque estás enfadado conmigo?

- ¡No estoy enfadado sino decepcionado contigo!

- ¿Por?

- Llevo meses, meses luchando por ser tu orgullo, por ser el mejor pediatra y que digas con orgullo ese es mi hijo, que gran médico pero ahora resulta que todo eso lo tiene la doña perfecta de mi novia.

- Eres un total caso...-dijo Germán riendo- mi celoso favorito, ven aquí. Para mí tú eres mi orgullo y mi pediatra favorito.

- Eso no cuela

- Escucha... Tu eres mi orgullo no desde el primer día que te vi ponerte tu bata no. Tu eres mi orgullo desde siempre, desde que naciste porque desde muy pequeño has logrado salir adelante con tu dolor y tu sufrimiento pero sé que aunque por desgracia no pude estar a tu lado se que de alguna forma estuve cerca de ti dándote la mano.

- Oh papá, que tonto me siento... 😭😭😭😭😭😭

- No... Tu no eres ningun tonto. Tu solo eres mi niño, mi niño dulce y cariñoso que en el fondo sigue siendo ese enano que adoraba dormir en mis brazos y que me encanta cuando a veces lo sacas. Te quiero, mi Ponce.

- Y yo-dijo abrazándole

- Yo si que os quiero-dijo Manuela observándolos con orgullo.

- ¿Dónde crees que vas? Vuelve a la cama que aún estás recién dada a luz.-dijo Germán

- De acuerdo pero necesitaba ver qué pasaba.

*Al día siguiente*

- Está niña es una bendita, Manuela y eso que mi Leonor me dijo que era de llorar mucho.

- No doña Rosina. Mari Carmen es buenísima todo el día dormida excepto si tiene hambre o pañal sucio...

- Ya sacará la garra porque siendo hija tuya y de Germán y hermana del travieso Ponce no dudes que saldrá a vosotros.

- No tiene genio pero si creo que va a ser mandona porque cuando llora fuerte es que quiere a su padre. Claro el padre cuando estaba en la panza le hablaba y le cantaba más que yo y así salió la niña. El problema será cuando se ponga enferma.

- Por cierto el nombre es precioso

- Sí

- Es un nombre feísimo. ¿Cómo podeis llamarla así y no Francisca como su abuela? Claro que siendo idea de mi hijo y de su mal gusto...

- ¡Ya basta! ¿Hasta cuando vas a atacar a tu propio hijo?, ¿Y así quieres que te perdone? Así solo lo alejaras de ti aún más. Y no me quieras decir deslenguado porque sabe que llevo razón. Yo no la quiero en mi vida, ¿Por qué no te vas de aquí? Si ni mi padre te quiere, él te odia. ¡Te odia!

- Ponce basta ya te estás pasando con ella.-intervino Germán

- Papá di la verdad, di que llevo razón.

- ¿Eso es cierto, hijo? ¿Tu me odias?-dijo Francisca

- No, no te odio.

- Se que no he sido la madre que necesitabais, que por mi desgracia me aleje de ustedes, que no me puedes decir mamá y que lo merezco ya que no estuve a tu lado cuando tú más me necesitabas al perder a Manuela y tu niño pero si estorbo en tu vida me iré hoy mismo.

- No, no te vayas. No hagas caso a mi hijo que es muy impulsivo como su madre-dijo Germán obteniendo una colleja.

- Dije la verdad- se defendió Ponce

- Verdad necesaria, mi nieto. Me iré y punto.-dijo Francisca

A pesar de todos los intentos de Germán, este no consiguió con su palabrería nada de su madre así que recurrió a un plan. Fingir que lo iban a atropellar.

- ¿Dónde vas?

- A la deliciosa, ¿Quieres un café?

- No, Germán-dijo Francisca- Hijo ten cuidado con el coche... ¡Germán!-chillo la mujer agarrándole y evitando el accidente.

- Mamá

- Me has vuelto a decir mamá. Mi niño... Mi Germán...-dijo Francisca abrazándole mientras le daba un beso.

- Quédate aquí, mamá

- Por supuesto- dijo ella

Ajeno totalmente a que era un plan de su progenitor para que no se vaya Francisca, el joven valoro muchísimo que su abuela impidiera una desgracia para con su padre y empezó a verla con otros ojos.