ᴄᴀᴘ 31: ᴇʟ ᴜ́ʟᴛɪᴍᴏ ᴏʙᴊᴇᴛɪᴠᴏ

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Se queda quieta y silenciosa. Sus labios tiemblan, al igual que su cuerpo lo hace debajo del mío. Sujeto sus manos con una sola, y con la otra sostengo el cuchillo para deslizarlo por su mejilla, mentón y cuello, hasta su clavícula; no corto, solo la acaricio con suavidad.

—Eres el Asesino de la Luna —dice en un susurro, y sonrío—. ¿Por qué estás aquí?

—¿Por qué crees tú que estoy aquí?

—Vas a matarme.

—Así es. —El terror vuelve a su mirada, y las lágrimas se incrementan.

—¿Por qué? ¿Por qué yo?

—De hecho, vengo por tu padre —digo y abre sus ojos a tope.

—¡No, por favor! —Pongo el cuchillo sobre sus labios para que deje de hablar.

—No alces la voz.

—No les hagas daño a mis padres —solloza.

—Ellos me hicieron daño a mí. —Tras mis palabras su ceño se frunce. Me escruta lenta y cuidadosamente; entonces, la confusión se apodera de su mirada. De un momento a otro su cuerpo se relaja por completo y deja sus manos tendidas a sus costados. Aprisiona sus labios entre los dientes y su llanto incrementa.

—Dominik —susurra, y sonrío.

Una de sus manos sube con inseguridad y toca mi mascara. La desliza hasta sacarla por completo de mi rostro. Un jadeo sale de sus labios al comprobar su sospecha. El intento de brillo de sus ojos se disipa segundos después. Con las yemas de sus dedos acaricia mis mejillas y delinea cada una de mis facciones.

—Hola, Clara —saludo, y sonrío de lado.

—Hola, Dominik. —Su voz suena débil y apenas audible. Baja la mano y la deja posar a su costado. Un profundo suspiro sale de sus labios.

—¿No te da alegría verme? —pregunto sin desvanecer mi media sonrisa.

—Ha sido sorpresivo, todo este tiempo creí que estabas muerto.

—Me imagino.

—No entiendo, ¿cómo es que estás aquí?

—Está claro que muerto no estoy, y como has de imaginar, he venido a cobrar venganza.

—¿En verdad vas a matarme?

—Sí.

—¿Por qué? ¿Qué fue lo que yo te hice?

—Tú sabes lo que hiciste.

—¿Acaso no pasábamos agradables momentos cuando éramos novios?

—Por supuesto, hasta que decidiste traicionarme.

—¡No lo hice! Dominik, lo de tu familia no tiene nada que ver conmigo.

—Me engañaste para que saliera de viaje contigo, mientras tu padre y sus socios aprovechaban para matar a mi familia. ¿Vas a negar que no fue así?

—Yo... no sabía que eso pasaría.

—No te creo.

—No le hagas daño a mi padre, por favor.

—¿Por qué no?

—Dominik... ¿recuerdas lo mucho que nos divertíamos? —pregunta, tratando de distraerme.

—Oh, lo recuerdo.

—¿No te gustaría que volviéramos a aquellos días? Tú sabes lo mucho que me gustabas. La verdad es que no has dejado de gustarme.

Besos con sabor a muerte© (18+) ¡DISPONIBLE EN FÍSICO!Where stories live. Discover now