Capítulo 32: Una metamorfosis completa.

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Pensamientos de Alice:

La fiesta fue muy divertida, pero se vio interrumpida cuando a lo lejos los fuegos artificiales inundaron el cielo nocturno.

—¡La llegada de los demonios! —anunció Sam.

Todos los presentes llevamos la mirada al cielo en la que los fuegos artificiales no cesaron.

—¡Tenemos que prepararnos! —indicó Katherine.

—Cada quien tomé el puesto que tenemos planeado —ordenó Lisa que se dirigió a su carruaje.

Lo primero que hicimos con Katherine fue regresar al Castillo para cambiarnos de ropa.

—Las esperó en el Centro —dijo Nikolái antes de partir.

Katherine se vistió con su traje de caza en color negro, se peinó el cabello, luego metió varias cosas en una bolsa incluida la capa que le dio Horus la cual sacó de una vitrina de cristal que estaba en la habitación. Después se dirigió a su cuarto de armas, por mi lado me coloqué las botas que me dio Nadmi, un pantalón de color negro, una blusa negra, el chaleco color azul marino que me mantuvo erguida y me peiné el cabello en una coleta.

—Es hora —expresó Nina que nos esperaba junto a Darlene, ambas estaban vestidas de manera similar que yo, con la excepción que su chaleco tenía el logotipo de unas flechas perteneciente a la Familia Clermont.

—Le quedó muy bien el diseño a Nadmi —comentó Darlene.

—¿Y mi chaleco? —pregunté con una ceja levantada.

Nina y Darlene se vieron entre sí para después encogerse de hombros.

—Vámonos —señaló Katherine cuando salió de su cuarto de armas.

Juntas nos dirigimos al Centro de Pendingrin, en el camino se unió Nadmi que también tenía un chaleco con el logotipo de flechas.

—¡Parece que todos estaban preparados con sus trajes oficiales! —dije inconforme.

—Es que los modelos que mandamos hacer la mayoría fueron para los aprendices, me iban a entregar el tuyo mañana —explicó Nadmi avergonzada.

Al llegar a nuestro destino, Nikolái ya nos esperaba.

—Carl Marine vino de manera personal para decirles a los guardias que vio muertos a la sección de soldados del Hexin encargada de patrullar el bosque, por eso enviaron la señal —explicó Nikolái.

—¿Dónde está él? —preguntó Katherine.

Nikolái levantó un brazo y señaló una de las casas que sirvió como guarida. Al entrar Carl estaba sentado bebiendo vino, lucía asustado.

—¿Cómo es que los viste? —cuestionó Katherine.

—Llevé a mi esposa Alena a la clínica mental que está ubicada cerca de las montañas que pertenece a los Villehardouin, cuando venía de regreso vimos con mi cochero a los soldados muertos —explicó Carl.

—Si entraron por el bosque pueden estar en cualquier parte —comentó Nikolái.

—Continuemos con el plan —indicó Katherine que salió de la casa.

La madrugada trascurrió y nadie pudo pegar el ojo, aunque me sentía algo ebria por los tragos que bebí la tensión de saber que los monstruos y demonios estaban en Pendingrin no me permitió dormir. Con los primeros rayos de sol se percibió una sensación de tranquilidad, que no sentí que fuera a durar mucho.

—¡El ataque inicio en la frontera! —anunció un mensajero, sus palabras nos dejaron fríos.

—¿Son muchos los enemigos? —preguntó Nikolái.

PendingrinWhere stories live. Discover now